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Actualizado: 29 de mayo de 2025


El trabajo no era mucho y su ociosidad casi completa le hacía aún más insoportables los días. No se atrevía a leer de nuevo los pocos libros que se había traído consigo y que se sabía ya de memoria. Sucedíanse las horas tan largas y tan vacías, le era la soledad tan odiosa, que llegó a apoderarse de su ánimo un profundo mal humor, una extraordinaria melancolía.

¿Usted ha traído este billete del Padre Hurtado? -, Señor. Y ¿nada le indicó que me dijera de palabra? Nada, Padre. Es raro. Haga favor de esperar un momento. El Rector estaba sorprendido. Que un hombre como el Padre Hurtado hubiera escrito esas cuantas palabras, tan faltas de sentido común, era un absurdo.

Mira que imagino y creo Que vuestra gran desventura, Para daros mas ventura Ha traido este rodeo. Con vos fortuna en su ley No usa de nuevas leyes, Que esclavos se han visto reyes, Pero vos sois mas que rey. Limpiad ya esos bellos ojos Que sujetan quanto miran, Y al tiempo que se retiran, De alma llevan los despojos. Y no cubra el blanco velo Esa divina hermosura, Que es como la nieve pura.

Dejó su traje femenil sobre el caballo que la había traído y montó alegremente en el otro, oprimiéndole los flancos con sus piernas nerviosas, al mismo tiempo que echaba en alto el lazo atado á la silla, formando una espiral de cuerda sobre su cabeza. Galopó por la orilla del río, junto á los añosos sauces que encorvaban sus cabelleras sobre el deslizamiento de la corriente veloz.

La chica, señalando seis o siete grandes cajas de cartón que había sobre la mesa y en el suelo, repuso: Aquí están las coronas que ha encargado la señora para el cabo de año. ¡Baja esa voz! ...no las han traído antes porque no habían llegado, y dice el dependiente de la tienda que tenga la señora la bondad de escoger ahora mismo la que quiera porque hay muchos pedidos.

Pues aunque te tengo dicho que no me traigas sobras de ninguna casa, pues prefiero la miseria que me ha enviado Dios, a chupar huesos de otras mesas... como te conozco, no dudo que habrás traído algo. ¿Dónde tienes la cesta?».

Se presentó la rondeña a los pocos momentos, con una carta en la mano, y mientras se la alargaba a su señor, la dijo éste: Que se cierren los portones de la calle y que nos preparen la cena a escape... ¿Quién ha traído esta carta? Un mandaero. ¿Espera la respuesta? No, zeñó.

¿Se habrá gastado ya el padre toda la plata que ha traído de allá, Fabriciano? No lo pienses, compadre. ¡Si era un montón tan alto que tocaba en el techo! Estoy seguro de que no le ha desmochado todavía el pico. ¿Qué queréis decir con eso? ¿Que yo he traído algo de allá que no fuera mío? preguntó Barragán con dignidad.

Esta armadura de linó que mandé a usted para nada le servirá. Usarela yo. Se la devolveré en el otoño adornada con algo, de mucha novedad, que no se conozca todavía por aquí... ¡Ah!, le recomiendo para los niños unos sombreros marineros que ha traído Sempere y unas como gorras o boinas.

La mujer, pues, á quien ambos conocemos y por la que he procurado tenerte en mis manos, por la que he penetrado aquí, en este lugar que creías tan seguro, y he abierto valiéndome de mis artes, artes acaso del diablo, esos secreteres, y me he apoderado de esas cartas, obteniendo con ellas armas bastante fuertes para rendirte, para hacerte mi esclavo; la mujer, pues, que á tal punto nos ha traído á los dos, no es la reina, aunque muchas veces represente reinas.

Palabra del Dia

atormentada

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