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Actualizado: 11 de junio de 2025
Yo me consolaba diciéndome tonterías y resignándome, pues las muchas desgracias que he tenido desde niña y el verme siempre privada de todo lo que más he querido, me acostumbraron a tener mucha paciencia, muchísima.
Tal vez consista esto en que haya dos géneros de tontería: la tontería de acción y la tontería de palabra, las cuales están en razón inversa en cada ser humano. El que no dice tonterías las hace: el que no las hace las dice. Cuando alguien hace y dice siempre tonterías, ya es tonto de capirote y goza de tontería absoluta, total, una y toda, como se expresarían los filósofos.
Bastaron unos cuantos meses, trascurridos desde la llegada de Tirso, para que le repugnase ya escuchar ciertas conversaciones: a veces hasta intentaba oponerse a ellas con tonterías de marca mayor, por hablar de lo que no entendía.
Aquí es donde he colocado siempre mis fondos, y a fe que no me ha ido mal. ¿Verdad, padre Altorf? El jardinero, delicada flor de la Normandía, hizo sonar el dinero en su mano y respondió al honorable preopinante: ¡Vamos, no diga usted tonterías! lo que se ha bebido ya no se vuelve a tener.
¡Martín! ¡Martín! le dijo sollozando . Me han asegurado que quieres ir con el ejército a subir a Peñaplata. ¿Yo? Sí. Es verdad. ¿Y eso te asusta? No vayas. Te van a matar, Martín. ¡No vayas! ¡Por nuestro hijo! ¡Por mí! Bah, ¡tonterías! ¿Que miedo puedes tener? Si he estado otras veces solo, ¿qué me va a pasar, yendo en compañía de tanta gente? Sí, pero ahora no vayas, Martín.
Pasaba un año, dos, y nada; ni aun siquiera esas presunciones vagas que hacen palpitar el corazón de las que sueñan con la maternidad, y a veces les hacen decir y hacer muchas tonterías. «No tengas prisa, hija decía Barbarita a su sobrina . Eres muy joven.
Estas y otras tonterías no tenían consecuencias, y al cuarto de hora se echaban a reír, y en paz. Pero aquella noche, al retirarse, sentía la Delfina ganas de llorar. Nunca se había mostrado en su alma de un modo tan imperioso el deseo de tener hijos.
Tú eres un buen muchacho, que no dice nunca que no. ¡Contigo se puede hacer lo que una quiera!... Tú no tienes la sonrisa desdeñosa que aparece siempre en sus labios, cuando se le refiere algo, y que quiere decir: «Te escucho, pero no estás contando más que tonterías.» Entonces se me ahogan las palabras en la garganta... Mientras que a ti... sí, a ti se te puede confiar todo lo que le pasa a una por la cabeza.
Cómo tuvo lugar aquella pesca milagrosa no se sabe; sin duda, el pretendiente, que era pobre, olfateó la herencia en un día de vagancia, como los perros hambrientos que huelen la carne de lejos, y se plantó en la esquina y rondó la casa e hizo todas las tonterías que en semejantes casos se hacen, pero no entró en la fortaleza, porque estaba bien guardada.
Su amiga de usted está por conquistar. ¡Qué ideas tiene! Por cierto que yo le voy a traer al Padre Nones. Tenemos que darle una limpia buena. En fin, me retiro, que con estas tonterías se me va la mañana». Se levantó, y Fortunata le tiró del vestido para hacerla sentar otra vez. «Una duda me queda, señora. Sáqueme de ella». Veamos esa duda... otro despropósito. ¡Ay, qué cabeza!
Palabra del Dia
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