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Actualizado: 19 de mayo de 2025
No hay que tomarlo así, hombre. Son cosas de la vida. El chico ha muerto donde murieron todos nuestros parientes, donde moriremos nosotros. Todo es cuestión de más pronto o más tarde... Pero ahora, a lo que estamos; a pensar que somos unos pobres. Y preparando dos nudos corredizos apresó el cuerpo del atún y lo llevó a remolque de la barca, tiñendo con sangre las espumas de la estela.
Más vale tomarlo a risa para no pelearme con todos, porque me están tomando por juguete. El general se ha ido del teléfono a hacer el cuarto en la mesa de tresillo. Dice que su hermana la condesa viuda, mamá de Narcisito, estaba jugando por él, y como es una chambona, le lleva perdida casi toda la paga del mes corriente. ¿Y quién me comunica todo esto?
El pelo es de aquel rubio oscuro con reflejos de caoba que tiene perfumes para la mirada... La Patti acaba de cantar su dúo con Mazzetto; aplaudimos todos, incluso mi vecina, que deja caer su Don Juan. Al inclinarme a tomarlo, al mismo tiempo que ella, rozó casi con mis labios su cabello... Recojo el libro, se lo entrego y obtengo en premio una sonrisa silenciosa.
Todo el mundo nos aconsejaba no tomarlo, hasta que se supo, y me lo garantizó el empresario, que el Antioquía sólo remontaría el Magdalena durante cuatro días, siendo transbordados sus pasajeros al Roberto Calixto, vapor microscópico y muy veloz, que nos permitiría llegar a Honda en el término de todo viaje normal, esto es, ocho o nueve días.
Ahora no tengo contra mí nada, absolutamente nada, porque, según el viento que corre, lo de la herida de Calderón no hay que tomarlo en cuenta. Temí por don Juan, pero puse en planta lo que sobra para tener descuido, y ó yo me he vuelto tonto, ó mi prisión no entiendo, ó anda por la corte algo que yo no veo.
Dime... ¿Qué te parece mi vestido...? LIONEL. ¿Tienes mucho interés en tomarlo...? LINE. No puedo pasarme sin el te. ¡Ni siquiera durante la guerra carecí nunca de te! Hazlo bien, ¿eh...? Una cucharada para la tetera y una cucharada para cada persona. LINE. ¡Alivia...! ¡Me muero de sed...! LIONEL. ¡Bebe ligera...! ¡Si tú tienes sed, yo tengo hambre!
A cada requiebro, a cada proposición que don Andrés le hacía, Juanita contestaba con un chiste o con un tan incoherente disparate, que don Andrés, aunque mortificado y chafado, no podía tomarlo a mal y tenía que reírse. Juanita, al verse acompañada por don Andrés, apresuraba el paso, y en cuatro brincos se plantaba en la puerta de su casa. Don Andrés pugnaba entonces por entrar.
Va regularmente dos veces por semana a casa del señor Gass, una vez a casa del señor Osgood y van a tomarlo también en el presbiterio. ¿Y con quién se quiere casar? dijo Silas sonriendo con bastante tristeza. Pero, conmigo, naturalmente, papaíto respondió Eppie con una sonrisa, que acentuaba sus hoyuelos; y besándole las mejillas a Silas, agregó : ¡como si se le pudiera ocurrir casarse con otra!
Cuando D. Álvaro abrió los ojos al fin y le vio enfrascado en la lectura, le preguntó sonriendo: ¿Le interesa a usted ese libro, padre? Muchísimo. Pues lléveselo usted... Llévese usted el primer tomo, que ése es el segundo. Y levantándose y sacándolo de uno de los armarios, se lo presentó al sacerdote. Este vaciló en tomarlo. ¿Está condenado por la Iglesia?
También ella debía tomarlo, que bien lo necesitaba. Con las seguridades que dio el médico al siguiente día, se pusieron todos muy contentos. Oyéronse de nuevo risas en la casa, y el paciente mismo, recobrando sus ánimos, despedía chispas de impaciencia y vivacidad. «La semana que entra había dicho el doctor , le quitaremos a usted el trapo. Eso va muy bien.
Palabra del Dia
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