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Actualizado: 25 de junio de 2025
La idea de recompensar con alguna dádiva los cuidados que aquella muchacha le había prodigado, durante tantos días de sufrimiento, le asaltó a Ramiro por la primera vez. Díjola entonces: Abre la naveta de la izquierda de aquel bufetillo. ¿Ves una escarcela verde? Bien, tráela. Cogió tres ducados y alargóselos, exclamando: Toma para alfileres, Casilda.
Era como el tinte de placidez que toma la cara del buen burgués al penetrar en el hogar doméstico. Saludáronse los dos amigos con el afecto de siempre.
Tragomer, entonces, sacó un estuche de pinturas y postizos, hizo sentar á Jacobo y como si le estuviese pintando para un baile, le extendió en la cara un tinte de color de ladrillo. Después le pegó cuidadosamente algunos pelos rojos en la barbilla, y satisfecho de su obra, entregó á su amigo un espejito redondo, diciéndole: Toma. ¿Te reconoces?
Marquesa de Leiva. ¿Lo olvidarás?... ¡Dios mío! ¡Esas mujeres que pasan corriendo!... Sin duda los muy tunantes intentan deshonrarlas. Me voy... Toma, entra tú en el locutorio. ¡Para qué vendría yo a estos malditos barrios! Toma el ramo de flores contrahechas..., toma la carta, que darás a la Srta. Inés...; le dices que la Sra.
Encima ese saco de noche. Cuidado con la sombrerera. Ese paquete que es cosa delicada. Todo lo oye, lo toma, lo encajona, a nadie responde; es un tirano en sus dominios. La hoja, señores, ¿tienen ustedes todos sus pasaportes? ¿Están todos? Al coche, al coche.
¡Toma! ya ha terminado dijo Kernok ; el San Pablo se nos ha llevado nuestro dinero. ¡Viva el capitán Kernok, que da tan hermosas fiestas a su gente! gritó Zeli. ¡Hurra! contestaron todos.
Vengo a darte la gran prueba de que siempre estoy pensando en ti, y me recibes con cara de vinagre. ¿Qué me traes? Hoy, nada; pero mañana... Habla clarito... Sabrás, pichona repuso él urdiendo la más enmarañada trama de cosas verdaderas y falsas , has de saber, monina, que un señor, amigo mío, toma el teatro de las Musas para este año, y me ha nombrado su representante.
Entonces Clementina, con aire de reina, se adelantó hacia Mauricio y después, adoptando el ceremonial en uso, dijo en tono imperioso: Herminia, toma el brazo del señor Roussel. Y pasaron en comitiva al comedor, que debía servir por la noche de salón de baile, y que ostentaba en su centro una gran mesa.
Cuidá entretanto de ese maula para que no se escape. Tomá la pala y si quiere irse, le partís la cabeza. ¿Has oído?... Era imposible una entonación de voz más despótica y absoluta que el que usara el Chucro con la Pepa. Y la Pepa acataba sus órdenes como si emanasen de un dios, ¡ella, que antes impusiera siempre su voluntad a su marido y le mandara a modo de dueña.
¡Toma, y se admira, canástoles! ¡Yo lo creo! Pues mal creído... ¿Cuántos años tiene usted, entonces, o, mejor dicho, cuántos cree tener? Ni tampoco cincuenta y ocho... Lo menos sesenta y dos... ¡Ave María Purísima!... ¡No le hagas caso, Nieves! De todas maneras, igual le dé, porque ya no ha de echarse usted a pretender jovenzuelas; pero ésta es una cuenta que se saca en el aire y por los dedos.
Palabra del Dia
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