Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 27 de mayo de 2025


¿Qué me puede hacer don Ciriaco? le dije yo, riendo. A otros barbilindos más listos que les he visto yo andar de cabeza y hacer una porción de tonterías por una mujer. Conque, ¡ojo a la brújula, pilotín, y cuidado con la rueda del timón! La ataremos, si le parece a usted, don Ciriaco. No, no; el buen timonel no tiene necesidad de eso.

Meter a bordo el rizón. A la voz del patrón los cuatro hombres que tripulan la barca, uno tras otro, van saltando a bordo con un rosmar de protesta. El patrón manda aparejar la vela y se inclina sobre la borda de popa para armar la caña del timón. Después se santigua. La barca se columpia en la cresta espumosa de una ola. Comienza la travesía.

Los tres médicos, el duque y Cristina contemplaron la cara del Rey. El médico pulsaba, y luego dejaba de pulsar, como un piloto que abandona el timón cuando no hay esperanzas de evitar el naufragio. Cinco minutos duró aquel estado, en que cinco personas miraban un semblante. Pasados los cinco minutos Fernando VII no existía. Fue una muerte breve, sin aparato, sin agonías tormentosas.

Llevábamos un ancla pequeña de cuatro uñas, atada a una cuerda, y un achicador consistente en una pala de madera para sacar agua. Iríamos dos remando y uno en el timón, y nos reemplazaríamos para descansar.

Esto parecía disgustar mucho a la tripulación prisionera, especialmente a la marinería, y hasta me pareció advertir murmullos alarmantes, que no habrían sido muy tranquilizadores para los ingleses si éstos los hubieran oído. Por lo demás, no quiero referir incidentes de la navegación de aquella noche, si puede llamarse navegación el vagar a la ventura, a merced de las olas, sin velamen ni timón.

¡La barra a babor! ¡la barra a babor! gritó de pronto Zeli con espanto. Inmediatamente la rueda del timón dio una vuelta rápida y El Gavilán se inclinó bruscamente. ¿Qué hay, pues? preguntó Kernok después que fue ejecutada la maniobra.

No me explico esto, señor Van-Stael contestó el piloto . ¡Como no sea que tenga el junco alguna avería! Sin embargo, navega bien. Perfectamente dijo Van-Horn. Más adelante trataremos de averiguar de qué depende este defecto que no había notado antes. Ponte al timón, Horn. ¿Qué ruta? preguntó el marino subiendo al castillo. Nornoroeste, derecho a la isla Wessel. ¡Hum!

Después pensamos en lo que haríamos con el queche. Abandonarlo allí era dejar un indicio de dónde habíamos desembarcado. Llevamos el queche hasta un extremo del arenal; había en aquel instante algo de viento; izamos los foques y la cangreja, atamos la caña del timón y empujamos el barco metiéndonos en el agua.

Pues yo no los veo. No importa; ellos nos han visto dijo el Capitán, que se había quedado pensativo. ¿Y temes que nos ataquen? Ahora, no; pero temo por los chinos. Como sepan que hay australianos caníbales en la playa, no querrán desembarcar. Capitán Van-Stael, ¿habéis oído? dijo el viejo marino que había entregado a un chino la caña del timón. , viejo mío; pero no renunciaré a la pesca.

Hombres tenidos por superiores empujaban estas masas al exterminio, para escalar el último puente y empuñar el timón, dando al buque un rumbo determinado. Y todos los que sentían estas ambiciones por el mando absoluto sabían lo mismo... ¡nada! Ninguno de ellos podía decir con certeza qué había más allá del horizonte visible, ni adonde se dirigía la nave.

Palabra del Dia

bagani

Otros Mirando