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Actualizado: 21 de julio de 2025
Julián reflexionaba en la rara coincidencia de los terrores de Nucha y los suyos propios; y, pensando alto, prorrumpía: Señorita, también esta casa..., vamos, no es por decir mal de ella, pero... es un poco miedosa. ¿No le parece? Los ojos de Nucha se animaron, como si el capellán le hubiese adivinado un sentimiento que no se atrevía a manifestar.
Y los desgraciados niños a quienes se obliga a pensar en el diablo, el purgatorio y el infierno, tienen desde entonces y según la dosis del veneno, más o menos malogradas sus alegrías del presente por sus aprensiones y sus temores del más allá. "El peso de la muerte se alivia a cada generación, a medida que sus formas violentas, y sus terrores póstumos se atenúan, dice Maeterlinck.
Entonces con un extravío que me ha hecho estimar lo que es el remordimiento de una mujer honrada, con un espanto que me habría probado, si hubiera estado en situación de reflexionar, a qué grado de relajamiento me veía ella reducido, como si instintivamente hubiera comprendido que ya no había para nosotros ni discernimiento del deber, ni consideraciones, ni respeto, que aquella conmiseración de puro instinto era sólo un accidente que podía desmentirse, con un gesto que me espantó, que aun envuelve estos viejos recuerdos en un mundo de terrores y de vergüenza, Magdalena se dirigió rápidamente hacia la puerta andando de espaldas sin apartar de mí los ojos, como se procede con un malhechor, ganó el pasillo y una vez en él se volvió y echó a correr.
Presentian las naciones la gran trasformacion, y formulaban sus terrores prediciendo la venida del Ante-Cristo y el fin del mundo.
Asistía Julián a la velada, entretenido y contento, porque la alegría y el humor de los cazadores le disipaba las ideas congojosas de algunos días atrás, el miedo a la Sabia, a Primitivo, a los Pazos, los lúgubres presentimientos acrecentados por la comunicación de los terrores nerviosos de Nucha. Al cabo, tanto insistió don Eugenio, que hubo de prometer, aplazando para el último día.
Está bien, yo me encargo de curarte la enfermedad. Se acordaba de la impresionabilidad extraordinaria, de los terrores nocturnos que avergonzado le había confesado Luis en momentos de expansión. Principió a darle sustos terribles. Tan pronto se escondía detrás de una puerta y le gritaba fuertemente al pasar, como la cogía descuidadamente y la apretaba el cuello.
17 la habrá preparado él, mas el justo se vestirá, y el inocente repartirá la plata. 18 Edificó su casa como la polilla, y como cabaña que el guarda hizo. 19 El rico dormirá, mas no será recogido; abrirá sus ojos, y no verá a nadie. 20 Asirán de él terrores como aguas; torbellino lo arrebatará de noche. 21 Lo tomará el solano, y partirá; y tempestad lo arrebatará del lugar suyo.
Aunque lo dominara el miedo tenía la confusa esperanza de que el aya no quería hacer nada contra él. Pero, como esta esperanza era muy dudosa, un sudor frío bañaba la frente del intendente consternado. Vamos, mi buen Mathys dijo la condesa , estáis enfermo. Tengo piedad de vuestros terrores inexplicables. Tratad de calmar vuestros sentidos agitados.
Y treinta y dos generaciones de hombres transcurrieron bajo la era cristiana en la miseria, la ignorancia y la barbarie crónicas, profiriendo u oyendo solamente la palabra sagrada, fulminada desde el púlpito, volcán de amenazas, en erupción perpetua de castigos en este mundo y en el otro, para los pecadores y los infieles, en fuente inagotable de terrores imaginarios para implantar en el corazón de los elegidos para el cielo el horror a la vida irrenunciable y el temor a la muerte inevitable.
Pepita recordaba sus terrores de la niñez, cuando su aña, para imponerla silencio, la amenazaba con llamar á la Dama de Amboto, especie de hada maléfica, hija de un Jaun, de un caudillo legendario, que vivía como encantada en lo alto del peñasco y únicamente salía de su cueva para quemar las mieses, matar niños y perseguir á los pobres aldeanos con toda clase de maleficios.
Palabra del Dia
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