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Actualizado: 20 de mayo de 2025


En España, revelándose tristemente nuestro desdén o nuestra indiferencia por las producciones del propio ingenio, no se ha hecho una sola edición de La Celestina durante todo el siglo XVIII, y en el siglo XIX, que pronto terminará, sólo se han hecho cinco ediciones contándose en este número la incluida en la Biblioteca de autores españoles de Rivadeneyra, tomo III, que contiene novelitas anteriores a Cervantes.

No hacía un año que terminara un Libro de horas para la Reina de Francia, que fué asombro de aquella Corte, y ahora, ¡no podía trazar la más insignificante florecilla! ¡El, que había logrado pintar dentro de la inicial de Stabat Mater el rostro de la Madre de Dios, con tanto primor y arte, que se veían rodar las lágrimas por las mejillas de la Dolorosa! ¡El, que había orlado los versículos del Magníficat con follajes y roleos inconcebiblemente diminutos!

Don Bernardino escuchaba sin pestañear, con una sonrisa de encargo en la punta de los labios, y la frase de alabanza preparada ya para salir a escena, en la punta de la lengua, así que S. E. terminara la regocijada relación. Graciosísimo, mi querido doctor, ¡muy bueno, muy bueno! ¡qué sal la suya y qué memoria! porque se necesita memoria... ¡vaya si se necesita!

Me contó todo lo sucedido, diciéndome cómo ustedes dos habían puesto en el colegio a su hija para que terminara su educación. Pero continuó, Blair ha tenido algún motivo para dejarle a usted esa cifra ininteligible; puede estar seguro. El sabía muy bien que jamás obtendría solo su solución. ¿Por qué? Porque otros, antes que usted, lo han intentado y fracasaron.

La vizcondesa estaba tan admirada como encantada del rápido y relativamente fácil triunfo con que terminara su doble campaña, diciéndose a misma, no sin fundamento, que la débil resistencia opuesta por sus dos enamorados amigos, atestiguaban con victoriosa elocuencia cómo ellos mismos estaban en el fondo convencidos de la irregularidad y de los peligros de la recíproca situación.

Vais a ver, señor cura dijo Bettina, vais a ver cómo no he mentido, si no me moría realmente de hambre. Os prevengo que voy a devorar. Nunca me he sentado a la mesa con tanto gusto. ¡Esta comida terminará también la jornada! Estamos tan contentas mi hermana y yo, de ser dueñas del castillo, la granja, los bosques...

Cecilia entra en su habitación dijo Ventura. Voy ahora mismo a hablar con ella. Todo terminará y quedará en secreto... No quiero que te comprometas, Gonzalo mío añadió echándole los brazos al cuello. Gonzalo hizo un gesto de desdén. No, no; no quiero. Es mejor que yo hable con Cecilia... Aguárdame un instante...

Palabra del Dia

condesciende

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