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Actualizado: 7 de julio de 2025


Después desto, consideraba aquel tener cerrada la puerta con llave ni sentir arriba ni abajo pasos de viva persona por la casa. Todo lo que yo había visto eran paredes, sin ver en ella silleta ni tajo ni banco ni mesa ni aun tal arcaz como el de marras. Finalmente, ella parecía casa encantada. Estando así díjome: ", mozo, ¿has comido?"

Algo habría también de su alma en las espigas del trigo, en las amapolas que goteaban de rojo los flancos de oro de la mies, en los pájaros que cantaban al amanecer cuando el rebaño humano iba hacia el tajo, en los matorrales del monte, sobre los cuales revoloteaban los insectos asustados por las carreras de las yeguas y los bufidos de los toros.

Bien notaba ella en su ropa la falta que le hacía una mujer... Se levantarían al romper el día: él a vigilar la salida de los gañanes para el tajo, ella a preparar el almuerzo, a limpiar la casa con las manitas que Dios la había dado, sin ningún miedo al trabajo.

Hágame usted la novela de un repatriado, que se muere de inanición en este cochino país, dominado por los jesuítas. Tome usted a cuenta estos cuatro duros. Pero eso va a resultar un sapo... Yo no siento ese asunto... Pues, si no le conviene, se marcha enhoramala de la tienda, que tengo mucho tajo. ¡Con esta baraúnda no se puede laborar!...

Pronto la hoz del nuevo pensamiento, a golpes de cerebro hacía mella en la raíz de instituciones rancias; y pronto sucedió el derrumbamiento al tajo vengador de la centella, que incubaron las mismas circunstancias.

¡Y ella quiere verlo, quiere verlo! Su voluntad se irrita con los obstáculos; hace un gran esfuerzo. La barra cede y se desliza por la puerta... Pero Bettina se ha hecho en la mano un largo tajo que deja ver un pequeño hilo de sangre. Envuélvese la mano en el pañuelo, toma el gran paraguas, da vuelta la llave en la cerradura, y abre la puerta. ¡Al fin está afuera! El tiempo es horrible.

La Sima de Cabra, que tanto llamó la atencion de Cervantes, se abre á un lado de aquella sierra en el llano que hay á la espalda del tajo que llaman de Camarena. Las generaciones unas á otras han ido desde una época muy remota legándose maravillosas tradiciones y consejas que la hacen objeto de pavor entre la gente sencilla. Rasis decia que era una de las puertas de la caverna de los vientos.

Se trataba de un grupo representando la profecía del Tajo al rey D. Rodrigo tal como se describe en la famosa poesía del maestro Fray Luis de León. Aparecerían en él tres figuras: la del rey y la Cava en tamaño natural; la del río en colosal. El pedestal iría cubierto de bajos relieves representando diversos episodios de la invasión árabe y la caída del imperio gótico.

Volved á ver, ó amigos, las arenas Del aurifero Tajo en paz segura, Y en dulces horas de pesar agenas. Que esta inaudita hazaña os asegura Eterno nombre, entanto que Febo Al mundo aliento, y luz serena y pura. O marabilla nueva, ó caso nuevo, Digno de admiracion que cause espanto, Cuya estrañeza me admiró de nuevo!

Pensad en lo que es la tierra, comparada al mundo hacia el cual esa alma angelical acaba de remontar su vuelo prematuro, y decidme, si os fuere posible, por el ardor de un voto solemne, pronunciado sobre ese cadáver, llamarlo de nuevo a la vida, decidme si alguno de vosotros se atrevería a hacerlo oír»... ¡Salud al Tajo mezzo-cuale! ¡Qué orillas encantadas!

Palabra del Dia

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