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Actualizado: 5 de octubre de 2025
Entra y sube a su cuarto, para escribir a madama Scott, diciéndole que por asuntos de servicio se ve obligado a partir al instante, y no podrá comer en el castillo; ruega a madama Scott presente sus respetos a la señorita Bettina. ¡Bettina! ¡Ah, cuánta pena le da escribir este nombre! Cierra la carta para enviarla más tarde.
Después de este paso, y cuando el campo se ha despejado, sube el novio la escalera de la casa, entrando con el Iman en la habitación donde se encuentra la señora de sus pensamientos muelle é indolentemente tendida en un cogín; preséntale él sus respetos; su acompañante, haciéndola levantar, la coge por la cabeza dándola dos vueltas á la derecha, y, finalmente, asiendo la mano del novio, la coloca sobre la frente de la novia, la que inmediatamente se cubre el rostro en señal de rubor.
Sí, sí, bien... Pues bueno; esta mañana, lo ha visto medio Vetusta, al ir Mesía a tomar el tren de Madrid, el correo, el que sube... ¿estás? se encontró con esa ministra, que es muy guapa por cierto, en medio del andén. ¡Figúrate!
Los antecedentes no son malos. Sin embargo, cuando veais que la tempestad arrecia, que el motin sube ya la escalera, cuando golpee á la puerta del gabinete el osado demagogo que lleva en una mano el papel que se ha de firmar, y en otra el puñal ó una pistola amartillada; temed mas por la suerte del negocio, que por la vida del magistrado. Es probable que no morirá; la entereza no es el heroismo.
Cecilia corrió hacia él y le sujetó por los brazos. ¡No, eso no! No se consigue nada... Ventura, escapa... ¡Hacia la cocina!... Gonzalo sube por el cuarto de papá. La joven hablaba en falsete con tono imperioso, la mirada fulgurante. Ventura no se lo hizo repetir. Salió con precipitación del gabinete.
Esta hendidura debe comunicar con las galerías de allá dentro, donde está el resoplido que sube y el chorro que baja. De día podrá usted verla perfectamente, pues basta trepar un poco por las piedras del lado izquierdo, para llegar hasta ella. Hay un cómodo asiento. Algunas personas tienen miedo de acercarse; pero la Nela y yo nos sentamos allí muy a menudo a oír cómo resuena la voz del abismo.
Sube al coche, déjate conducir sin quejas ni resistencias; aunque tengas que pasar algunos días sin mí en el convento, soporta con paciencia esta corta ausencia, segura de que me tendrás pronta a tu lado, más abnegada y poderosa que antes.
El resto de la tierra está en la sombra, el crepúsculo gris vela los horizontes del llano; la tiniebla ennegrece ya la entrada de los alfoces, pero arriba todo es alegría y luz; las nieves, contempladas por el sol, reflejan todavía sus sonrosados rayos; deslumbran, y parece tanto más viva la claridad cuanto que sube poco á poco la sombra, invadiendo sucesivamente las pendientes, cubriéndolas como con un paño negro.
Su cara de hambre y miseria, su aspecto de cansancio no excitaban la compasión de aquellos caballeros andantes de la plebe. Rumalda. Señor. Sube y tráeme las dos pistolas que están colgadas junto a la cama.... Después llevarás el agua a Nazaria. Madre Nazaria no me ha mandado por agua. Ya no tiene sed. Me ha mandado por un cura. Dice que se muere.
Sí, sí, la cuestión era esa... La fortuna del viejo nunca había sido brillante... y sin hablar de su pasión por todo lo que se bebe... y luego, ustedes saben, donde hay un pantano, las ranas afluyen a él siempre; y, sobre todo, el hijo que vivía desde hacía años como si los margales de Döbeln hubieran sido minas de plata... ¿Y sube a mucho la cosa, muchacho?... Todavía no, tal vez ¿eh? pregunté.
Palabra del Dia
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