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Actualizado: 14 de julio de 2025


El intérprete es rubio, rosado, pelo rizado; un lindo húsar azul, bien humorado e ingenioso; un poco parlanchín, ¡habla tantas lenguas! un poco escéptico, ¡ha conocido a Renán en la escuela orientalista! gran aficionado al sport, tan satisfecho en el vivac árabe como en las veladas de la subprefectura, bailarín como nadie y que hace el cuscús como cualquiera.

La pobre Beatriz quedaba así fuera de aquella vida de placer y de lujo, en medio de la cual presentía, por otra parte, que su sencillo traje y modesto continente habría sido motivo de sonrojo. Educada ella misma en los esplendores de la vida mundana, tenía, como la mayor parte de las jóvenes de su clase, irresistibles aficiones a la elegante vida del sport.

Estos, acostumbrados á que las columnas españolas cuando la guerra de Independencia, para atravesar aquellos caminos tenían que ir protegidas por el fuego de la artillería, se creían inexpugnables en aquellas fortalezas naturales, y sostuvieron largo rato el fuego; pero pronto abandonaron sus posiciones, entregándose una vez más á su sport favorito: correr para ponerse á prudencial distancia de las balas del ejército.

Terminóse al fin el almuerzo y Currita salió del comedor del brazo de su prima, llevando en la mano un platito de porcelana con migas de pan, para dar de comer a los pececillos de colores que en una magnífica pecera de cristal y bronce dorado adornaban una de las galerías... La enamoraban a ella aquellos animalejos de colores tan brillantes, y la pesca era, entre los placeres del sport, el que más emociones le causaba.

Se trata de un sport local que no me interesa gran cosa. Faltas de otro entretenimiento, las gentes esperan aquí cinco, diez o quince años el regreso de algún convecino viajero para preguntarle quiénes son. Quieren ver si uno ha conservado la memoria durante sus viajes, y, si el tabaco, por ejemplo, se la ha estropeado a uno, entonces le consideran a uno un hombre terriblemente orgulloso.

Ballesteros era recién llegado a Madrid: se había encontrado aquella noche con su antiguo amigo Casa-Vieja en el teatro Real, y se habían venido juntos al Sport, del cual era socio el último, y lo había sido el primero antes de su salida de España. Andarían allá, ten con ten, en edad: de treinta y dos a treinta y cinco.

Y el doctor clamaba contra las inútiles carreras de caballos, en las cuales mueren muchos más hombres que en las corridas de toros; contra las cacerías de ratas por perros amaestrados, presenciadas por públicos cultos; contra los juegos del sport moderno, de los que salen los campeones con las piernas rotas, el cráneo fracturado o las narices aplastadas; contra el duelo, las más de las veces sin otra causa que un deseo malsano de publicidad.

Entretanto había llegado la apertura de la caza, y esta novedad trajo a los huéspedes de los Genets otro elemento de animación y de placeres. Las señoritas de la colonia se ensayaban en este género de sport, con gran desesperación y terror grande de los cazadores serios.

Los desafíos quedarán entonces reducidos a un sport, así como la natación, como el billar o como la pesca de caña, y no digo como el mus o el poker, porque estos juegos es indudable que producen víctimas. Se convertirán en un ejercicio vulgar y caro y no tardarán en desaparecer. Y esto sería grave porque, probablemente, daría origen a un aumento de mortalidad. LOS DESAFÍOS Y LA T

A principios de 1914, un nuevo sport había enloquecido á todas las gentes distinguidas de París y de las capitales de Europa y América que forman sus arrabales. El mundo decente movía las caderas bailando el tango. Y á la cabeza de esta humanidad «tangueante» figuraron Mauricio y Odette.

Palabra del Dia

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