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Actualizado: 5 de julio de 2025


Aquella noche que Rocafort estaba preso, fué toda inquieta, y llena de recelos. A la mañana ya pareció que habia mas sosiego, porque supieron que Rocafort, y su hermano estaban vivos.

La escandalosa de mesana, como si obedeciese a su voz, cayó. La barca siguió acercándose cada vez con más pausa. El viento no conseguía henchir las velas bajas: la cangreja pendía del palo lacia y desmayada como un vestido de baile usado. Pronto quedaron aferradas aquéllas y arriada ésta, y el barco comenzó a caminar con sosiego desesperante remolcado por los dos botes.

Se hablaban con tal sosiego y naturalidad, sonreían de un modo tan plácido, sobre todo Isabel, que cualquiera dudaría, como yo, si estaban bromeando. Sin embargo, al fin pude convencerme de que se lo decían muy en serio, lo cual me sorprendió y a la vez me hizo gracia.

El sol resbalaba por el diáfano cristal del firmamento con dulce sosiego, y sus rayos caían sobre la ciudad como suave y divina bendición.

Un galernazo dijo la gente con mucho sosiego. Después del Sur, era de esperar. Y el que tenía qué, se puso á comer; y el que había comido ya, se tendió á dormir la siesta ó á chupar el clásico cigarro delante de una taza de café.

El 17 de Abril mostráronse ya los reos con más sosiego, viendo que cuantos esfuerzos hicieran resultarían inútiles, y así despidiéronse de sus mujeres y sus hijos, se dispusieron á bien morir, sufriendo la última pena el siguiente día 18 de Abril muy de mañana, en la misma cárcel y no en el sitio acostumbrado.

Senteme, pues, al aire libre mientras terminaba sus quehaceres, y me puse a escuchar con sosiego los acordes suaves de las guitarras y la vocecita destemplada del niño, que parecía un hilo que se retorcía en el aire. Una mujer sacó agua del pozo, y el chirrido de la polea hizo coro a las guitarras y al chico.

Señores gritó con voz cascada el Marqués, un poco de sosiego. Galarza, no tiene usted derecho a irritarse. Creo que en el momento que acepta el duelo, hace bastante y atenúa por completo el sentido de sus palabras, hijas de la irritación natural en que se encuentra... Gonzalo estuvo por dejar caer la mesa, que tenía delante, sobre el necio conciliador.

- -respondió Sancho-, y de una ínsula llamada la Barataria. Diez días la goberné a pedir de boca; en ellos perdí el sosiego, y aprendí a despreciar todos los gobiernos del mundo; salí huyendo della, caí en una cueva, donde me tuve por muerto, de la cual salí vivo por milagro. Contó don Quijote por menudo todo el suceso del gobierno de Sancho, con que dio gran gusto a los oyentes.

Reíase de oír decir estas razones don Quijote; y, con mucho sosiego, dijo: -Venid acá, gente soez y malnacida: ¿saltear de caminos llamáis al dar libertad a los encadenados, soltar los presos, acorrer a los miserables, alzar los caídos, remediar los menesterosos? ¡Ah gente infame, digna por vuestro bajo y vil entendimiento que el cielo no os comunique el valor que se encierra en la caballería andante, ni os a entender el pecado e ignorancia en que estáis en no reverenciar la sombra, cuanto más la asistencia, de cualquier caballero andante!

Palabra del Dia

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