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Callamos Presentación y yo, y atendimos también, ambos absortos y suspensos, porque la palabra de García Herreros, enérgica y sonora, era de las que imperiosamente se hacen oír y acallan todos los rumores de una Asamblea. Combatiendo las servidumbres, exclamaba: «¿Qué diría de su representante aquel pueblo numantino, que por no sufrir la servidumbre quiso ser pábulo de la hoguera?

Sintiose conmovida pensando en la suerte que correría ante la justicia divina el alma del que acababa de expirar, y por un movimiento vivo y espontáneo de su corazón, dijo con alta y sonora voz: Por el alma del difunto don César Pardo: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nos el tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo

Llegó la tarde, fría, brumosa y tétrica; subió el vecindario en masa, pedregal arriba, detrás del Cura con ornamentos negros, precedido del estandarte de las «Ánimas» y de un crucifijo grande; resonaron en el estragal, entonadas por voces bien avenidas con la sonora de don Sabas, lamentaciones terribles del santo Job, el mayor poeta fúnebre de que hay noticia en la tierra; bajóse el féretro entre nuevos llantos y gemidos; y andando, andando con él hacia el pueblo la luctuosa procesión el camino que había andado poco antes hacia arriba, llegamos al campo santo después de una detención breve a la puerta de la iglesia, para que el hijo fiel y sumiso recibiera de su Madre cariñosa la bendición de despedida.

La señora llamó a su doncella. Su voz sonora, pastosa, vibrante, lanzó unas palabras de las que apenas pudo Rafael alcanzar las principales sílabas. El rumoroso silencio de la altura pareció plegarlas y confundirlas; pero el joven estaba seguro de que no había hablado en español. Era sin duda una extranjera...

Por toda respuesta, Coca abrazó y besó a su hermano, con sus naturales mimos y zalamerías... De pronto cruzó una idea por la cabeza de Adolfo... ¿Y tu capitán Pérez? dijo. ¿Estás segura de no haberle tenido nunca una simpatía más viva que a Vázquez? Ante tal pregunta soltó Coca la más sonora y franca de sus carcajadas...

El ruido de la Fontana resonaba como enjambre lejano: á los gritos se unían las palmadas, y una voz agitada y sonora se elevaba á ratos sobre aquella tempestad de entusiasmo. Lázaro vió en torno suyo á tres pilletes que le contemplaban con burla, y uno de ellos atisbaba una ocasión oportuna para quitarle el sombrero.

Una palmada tan sonora como el martillo de un titán al caer sobre el yunque de una altiplanicie. Fuéronla repitiendo los ecos indefinidamente... Cuando ya estaban bastante amortiguados para dejar oír mi voz, lancé un funesto juramento y grité colérico: ¡Es verdad!... ¡No me acordaba!... ¡Tucker ha muerto!... ¡Pero quiero verlo de todos modos, de todos modos quiero verlo!

Como que no he ido todavía á las cocinas, y ya debe de estar almorzando el rey. Si se han descuidado... si ha ido algún plato mal servido... Id, id, Montiño; tranquilizáos, nada temáis. Id, que os guarde Dios. Al llegar á la puerta exterior de las habitaciones de doña Clara, oyó la fresca y sonora voz de la joven, que dijo: Que me vayan á buscar al bufón del rey.

Los pasos de los dos jóvenes hacían resonar las oquedades repletas de huesos; por todos lados, en el suelo y en las paredes, la sensación de lo hueco, la repetición interminable del más leve ruido, la nada sonora de la muerte. Maltrana se detuvo ante un nicho.