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Actualizado: 23 de mayo de 2025
No; no, señora: y si os lo revelo á vos, es porque su majestad la reina... ¡La reina!... Ya que se ha dignado favorecer á mi sobrino... á don Juan Girón, quiero decir... debe satisfacerla que alienta en sus venas la generosa sangre de los Girones.
No puede ser replicó el bufón : quedáos en buen hora siguiendo vuestra disputa con la señora María. En cuanto á mí, vuestro sobrino me llevo. ¿Y dónde para don Francisco? En una casa y en una cama. Pues quedo enterado dijo el señor Francisco. ¡Cómo! ¿Ha pasado algún mal accidente á don Francisco? dijo con cuidado Montiño. Cosa mala nunca muere dijo desapaciblemente la vieja.
Sí; sí, señora, hidalgo es, pero... No importa que sea pobre; es valiente y alentado. Sí, es cierto; pero... Como valiente y alentado hará fortuna. Por mucha que haga... Tu padre no es codicioso. Pero siempre verá que ese joven es sobrino de Francisco Martínez Montiño, cocinero mayor del rey.
»Y vamos a otra cosa. Mi primo Nacho debe de estar aquí dentro de quince o veinte días: nos ha escrito ya su llegada a Inglaterra. Con este motivo le hemos arreglado su gabinete del mejor modo que nos ha sido posible con los pocos recursos que hay a mano. Yo creo que ha quedado muy bien; pero a papá todo le parece poco para ese sobrino...
¡Oh, gracias; gracias! ¡No es que pudiera dudar de una simple promesa tuya, pero así estoy más tranquilo. Toma el sobre. Guárdalo. Yo guardé el sobre en el bolsillo interior de la americana. ¿Quiere usted algo más? le pregunté. No, nada más. ¿Cómo te llamas, sobrino? Santiago. ¡Ah! Shanti. Así se llamaba también mi padre. Haz el favor de decir a mi hija que venga.
También he pensado en eso. ¡Cómo! ¿Quieres echarme de casa por causa de tu sobrino? Escucha, Luisa, hija mía; tu embarazo está muy adelantado, las montañas de Asturias son muy sanas... Declaro que no me muevo de aquí dijo Luisa levantándose y arrojando su costura . Yo no te dejo solo. Tú quieres echarnos de la casa, no para meter á tu sobrino, sino á una perdida.
En cuanto a lo que sostienen dos o tres amigos míos discretos, de que el señor deán, a ser el autor, hubiera referido los sucesos de otro modo, diciendo mi sobrino al hablar de D. Luis, y poniendo sus consideraciones morales de vez en cuando, no creo que es argumento de gran valer.
Con esto y con que me hayan echado á perder la vianda de su majestad, no nos falta más. ¡Oh, Dios mío! ¡Dios mío! y quién me ha metido á mi en estas cosas. ¿Para qué diablos ha venido mi sobrino á Madrid? Y Montiño subía de dos en dos los peldaños de la estrecha escalera de caracol.
Retireme temprano, que no les sientan bien a mis canas ver entrar a Febo en los bailes; acompañome mi sobrino, que iba a otra concurrencia. Bajé del coche, y nos despedimos. Pareciome no encontrar en su voz aquel mismo calor afectuoso, aquel interés con que por la mañana me dirigía la palabra.
No exclamó Lázaro deteniéndole: yo quiero que usted me aconseje y me guíe.... Yo ... aunque tengo bastante fuerza de convicciones.... ¿Fuerza de convicciones? dijo el fanático, deteniéndose y mirando á su sobrino con desprecio. Sí contestó éste, y no puedo perderlas, no quiero perderlas. Bien: sigue por ese camino. Lejos de mí no esperes otra cosa que deshonra, obscuridad.
Palabra del Dia
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