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Actualizado: 17 de junio de 2025


Se hallan como los almacenes bajo la inspeccion de los señores ministros de la hacienda pública, tesorero y contador: el primero dotado de un contralor, un administrador, tres médico-cirujanos, un escuadron de practicantes y sirvientes, desde el mayordomo hasta el último criado, y por último con una botica que es lo principal de la mina.

La madre teniendo que visitar su viejo mueble para hacer un pago a los jornaleros; el grito de horror y alarma que puso en conmoción la casa; la llegada de Don Andrés, avisado apresuradamente; la sospecha contra la fidelidad doméstica, pasando revista a todas las sirvientes, que lloraban protestando con indignación, hasta que doña Bernarda cayó en una silla, casi desmayada, murmurando al oído de su consejero: Rafael no está en casa.

La noche del enterramiento, al bajar el campanero de tocar el Angelus, le pareció oír gemidos bajo las losas sepulcrales. Lleno de espanto fuese en seguida el campanero a dar cuenta a las gentes del castillo de lo que había oído. Acudieron inmediatamente así el marido como sus desconsolados deudos y sirvientes y oyeron en verdad la voz subterránea.

Inútil me parece decir que para nosotros era un verdadero «buen retiro»; en aquellos tiempos todavía se conservaban muchas de las costumbres del Virreinato, y mi padre era para los peones y sirvientes, más que el amo a quien se debía respeto, el jefe de una dilatada familia. La capilla era quizá la estancia más interesante de la Hacienda.

Sarto se descubrió a su vez y Flavia dijo, posando su mano sobre mi brazo: Es uno de los caballeros muertos en la última reyerta, ¿verdad? a preguntar de quién es el cadáver que escoltan dije a uno de mis lacayos. Acercóse a los sirvientes que iban delante del féretro, quienes lo dirigieron al enlutado caballero. Es Ruperto Henzar murmuró Sarto.

Y no obstante, todas las madrugadas, al romper el alba, Febrer, siguiendo los corredores del antiguo convento, regresaba a su cuarto, deshacía la cama para que no sospechasen los sirvientes y se asomaba al balcón. Cantaban los pájaros en un jardín de altos rosales situado a sus pies. Más allá, el lago de Constanza se coloreaba de púrpura con la salida del sol.

Pero decirle, en confianza, que el total de esta fortuna pasa derecho a su hija, exceptuando varios legados, entre los cuales están incluidas diez mil libras para el señor Seton y otras diez mil para usted; dos mil para la señora Percival, y algunas pequeñas sumas para los sirvientes. Pero añadió, hay una cláusula en el testamento muy enigmática, y que le afecta a usted íntimamente.

Luego se volvió hacia la sala, se sentó en un sillón y tomó una actitud indiferente. Momentos después se abrió la puerta y entró Marta seguida de Federico y el notario. ¡Vil mentirosa! gritó la condesa indicándole la puerta con el dedo , salid de mi vista. Marchaos, o llamo a mis sirvientes para que os arrojen fuera del castillo. La justicia castigará vuestra perversidad.

La muchedumbre, pues, se agitaba y bullía fuera del templo, extendiéndose a un lado y a otro hasta la misma orilla del Tajo como enorme mosaico de cabezas humanas. La mayor parte de la gente estaba a pie, si bien a trechos descollaban no pocas personas montadas en caballos y en mulas o levantadas en sillas de manos por esclavos o sirvientes.

Mis sirvientes, haraganes y perezosos, adquirían cierta actividad a contar del viernes y cuando quería hacerles andar listos en un mandado, me bastaba anunciarles que a la primera tardanza no habría toros, para verlos volar.

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