Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de junio de 2025


Presentóse el primero un señor muy rico, llamado Itobad, tan lleno de vanidad como falto de valor, de habilidad, y de entendimiento. Habíanle persuadido sus sirvientes á que un hombre como el debia de ser rey, y él les habia respondido: Un hombre como yo debe reynar.

Desde antes que ella tuviera lugar, mi imaginación estaba convulsionada por los cuentos de los sirvientes de mi casa y por las conversaciones animadas de sobremesa que sostenía mi tía con sus relaciones.

La casa estaba vacía. Los sirvientes iban y venían, como asombrados, también ellos, de no tener ya que reportarse. Habían abierto todas las ventanas y el sol de mayo jugueteaba libremente en las habitaciones, en las cuales cada cosa estaba en su sitio. No era el abandono, era la ausencia. Suspiré. Calculé lo que aquella ausencia debía durar. Dos meses.

La conversación había llegado a esta altura, cuando los sirvientes anunciaron a varios caballeros que acababan de llegar. Los recientemente llegados eran siete u ocho personas. Cambiados los saludos de orden y algunas palabras de etiqueta sobre la salud de las familias respectivas, los circunstantes ocuparon sus asientos alrededor del salón.

No cuanto tiempo después de haber logrado conciliar el sueño, rasgó el silencio de aquella noche tal grito de terror, que sigue y seguirá retumbando en mis oídos, mientras yo viva. Lo oyó mi mujer y despertó asustada; lo oyeron los sirvientes todos, y en breves momentos, los claustros fueron poblándose de sombras, que inquirían con voces de miedo qué acontecía.

Al mismo tiempo era cosa entendida que todos, excepto los sirvientes y los jóvenes, debían recibir el sacramento de la eucaristía en una de las grandes fiestas. El propio squire Cass comulgaba en Navidad; mientras que los que eran considerados buenos cristianos, iban a la iglesia más a menudo, pero con moderación, sin embargo. La señora Winthrop se contaba entre estas últimas.

Con palas formaban un borde de tierra de treinta centímetros alrededor de cada uno de ellos. Este borde defendía los pies de los sirvientes, que tenían el cuerpo resguardado por las mamparas blindadas de ambos lados de la pieza. Luego levantaban una cabaña de troncos y ramaje, dejando visible únicamente la boca del mortífero cilindro.

Los negros ganados así para el Gobierno ponían en manos de Rosas un celoso espionaje en el seno de cada familia, por los sirvientes y esclavos, proporcionándole, además, excelentes e incorruptibles soldados de otro idioma y de una raza salvaje.

Se encargó en seguida a Bill y a su linterna que se dedicasen a explorar el terreno, pues era evidente, dada la impotencia del solitario, que debía tener a mano sirvientes, y todos nos acercamos al fuego para secar nuestros chorreantes vestidos.

La casa se había montado sobre un pie más alto: vivían en un cuarto desahogado de la calle Mayor: en vez de la cocinera y la doncella que antes tenían, había ahora otros dos sirvientes más, una doncella para Julia y un criado para Miguel.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando