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Actualizado: 29 de junio de 2025


No bastaba una conferencia para curar un alma, ni acudir con enfermedades viejas y descuidadas era querer sanar de veras. De todo esto se deducía racionalmente, aparte todo precepto religioso, la necesidad de confesar a menudo. No se trataba de cumplir con una fórmula: confesar no era eso.

Fué uno de ellos herido en el vientre, y la punta de la flecha le dañó las entrañas; el cual con gran trabajo le condujeron á casa en brazos ajenos, y postrado en la cama por mucho tiempo, hasta que no le quedó más que la piel sobre los huesos, perdida la esperanza de sanar trató un Misionero de disponerle para morir, diciéndole que perdonase á sus enemigos y se tuviese por dichoso en dar su vida por llevar á otros la luz del Evangelio, que imitase á su buen Redentor que por sus enemigos pidió perdón á su Eterno Padre, amándoles con amor infinito, en recompensa de las injurias recibidas.

Decía las oraciones en latín adrede por fingirse inocente, de suerte que nos despedazábamos de risa todos. Tenía otras habilidades; era conqueridora de voluntades y corchete de gustos, que es lo mismo que alcahueta; pero disculpábase conmigo diciendo que le venía de casta como al rey de Francia sanar lamparones.

Porque esta gente sin luz, Que en él tal señal han visto, Pensando matar á Cristo Matan al que trae su cruz. A su amo le compraron, Y aunque eran pobres, á un punto El dinero todo junto De limosna le allegaron. En nuestro pueblo cristiano Por Dios se pide á la gente, Para sanar al doliente, No para matar al sano.

Va usted a sanar en seguida.... Esta tarde le traeré yo, con toda solemnidad, lo que usted necesita, pero antes es preciso que hablemos a solas un rato. Y después... después... recibirá usted el Pan del alma.... ¡El pan del cuerpo! gritó con supremo esfuerzo el moribundo, irritado cuando podía . ¡El pan del cuerpo es lo que yo necesito!... que así me salve Dios... ¡muero de hambre!

Efectivamente, cuando alguno llegaba en sus viages á libertarse de las garras de esta fiera, se le consideraba como un favorito del Dios, y digno por lo tanto de desempeñar en lo sucesivo el cargo de su sacerdote, poseyendo desde luego el don de sanar las enfermedades, y siendo una de sus atribuciones saber el nombre de todos los tigres de la comarca.

Yo mismo se lo , ¿y desafio Haceis, entonces dige, con el fuerte? Mas ella diò con él al traves frio, Tomando contrayerba de esta suerte En el caldo deshecha, por huylla, Y hállala mas presto en la escudilla. Habia Pedernera, un hombre viejo Rogádole la tome, que seria Remedio saludable y aparejo Para sanar del mal que padecia.

3 Y respondiendo Jesus, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado? 4 Y ellos callaron. Entonces él tomándole, le sanó, y le despidió. 6 Y no le podían replicar a estas cosas. 7 Y observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió una parábola a los convidados, diciéndoles:

Pero el elemento principal de orden y moralización que la República Argentina cuenta hoy es la inmigración europea, que de suyo, y en despecho de la falta de seguridad que le ofrece, se agolpa de día en día en el Plata, y si hubiera un Gobierno capaz de dirigir su movimiento, bastaría por sola a sanar en diez años no más todas las heridas que han hecho a la patria los bandidos, desde Facundo hasta Rosas, que la han dominado.

Un herido que se enamora de su enfermera adopta en seguida la resolución de sanar; es dócil, se presta a todas las operaciones, no recrimina y piensa, mientras se le cura: «¡Es por ella...!» Sea usted coqueta y dulce. ¡Sea elegante...! ¡Perfúmese...! ¡Es necesario...! ¡Esto forma parte de sus deberes...! SITA. ¡No es así, señora, como se me presentaban mis funciones de enfermera...!

Palabra del Dia

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