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Actualizado: 24 de junio de 2025
De estas partidas, que en ocasiones parecían de bandoleros, había varias, y estaban siempre a matar con la gente joven que hablaba recio y se movía mucho en las inmediaciones; la cual gente, capitaneada por la revoltosa Sagrario, más alborotaba en el salón, cuanto más fuerte protestaban contra el alboroto los tresillistas del gabinete.
Te amo, Sagrario; somos dos fugitivos de la sociedad que deben hacer su camino juntos; a mí me detestan por peligroso; a ti te desprecian por impura: la desgracia nos empuja. Nuestros cuerpos están envenenados, llevamos las heridas del vencido; pero antes de morir alegremos nuestra existencia con el amor; pidamos rosas, como la pobre Lucy.
Aunque no era tonto, le faltaba mucho para tener un buen entendimiento; pero no conocía la vergüenza; y con esto y con el trato continuo de las gentes de su mundo, tenía lo suficiente para vivir en él como el pez en el agua. Era, en suma, un completo perdido, de buen tono. Pues con esa alhaja estaba concertado el casamiento de Sagrario.
El prelado acogía con sonrisas la franqueza enérgica de la buena mujer. Usted siempre será don Sebastián para mí continuó . Cuando me dijo que no le llamase Eminencia y todos esos tratamientos que le da la gente, lo agradecí más que si me hubiese regalado el manto de la Virgen del Sagrario.
Y Sagrario, después de varias negativas, acababa por confesar sus padecimientos. Son los huesos, que me duelen. Un dolor horrible que me espeluzna apenas me meto en la cama. Parece que me los arrancan pedazo a pedazo... Y usted, ¿cómo está? Toda la noche le oí toser: parecía que se ahogaba.
El galán fantasma. Judas Macabeo. El médico de su honra. La Virgen del Sagrario. El mayor monstruo del mundo . Hombre pobre todo es trazas. A secreto agravio secreta venganza. El astrólogo fingido, y Amor, honor y poder, se dieron primero á la estampa en el año 1637.
A todo esto asintió Ido del Sagrario, y siguió contemplando a su amigo, el cual parecía un grande hombre aburrido, carácter agriado por la continuidad de las luchas humanas. José Izquierdo representaba cincuenta años, y era de arrogante estatura. Pocas veces se ve una cabeza tan hermosa como la suya y una mirada tan noble y varonil.
Con franqueza, Sagrario; ese lance ¿te duele o te gusta? Ni me gusta ni me duele; le tomo como me le presentan: amasado y cocido. Me dicen «ahora»; pues ahora. ¿De modo que tú no has contribuido a él... ni con la inclinación? Absolutamente, y bien lo sabes tú; ni ¿por qué había de contribuir con eso?, ni, aunque quisiera, ¿cómo podría? Ya ves qué ganga... ¡Gonzalo! ¿Qué?
El dia 13 de octubre se llevaron á la catedral con procesion general las reliquias de los santos mártires que conserva la iglesia de S. Pedro, para celebrarles fiestas por ocho dias consecutivos. Se manifestó el Santísimo en el Sagrario, y se hicieron plegarias y rogativas.
Tú, que amaste en otro tiempo a un hombre hasta la locura, ¿qué sientes por mí? ¿No me he engañado? ¿Realmente me quieres...? Sagrario seguía llorando, con la cabeza baja, como si no osase mirar a Luna.
Palabra del Dia
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