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Actualizado: 6 de septiembre de 2025
Conoces lo que es Visitación para mí, e indudablemente no ignoras lo que esos miserables dicen de ella. No te hagas la tonta: lo sabes; todos en la catedral y aun fuera de ella se enteran de esas calumnias y las creen. Tú eres la única que no puedes creerlas, porque conoces la verdad... Pero ¡ay!, la verdad no puedo decirla, no puedo gritarla: me lo impiden estos hábitos.
¿Sabes lo que te digo? pues que a otros de más hígados que tú los he tendido yo de un soplamocos.
¿Por qué quieres escaparte, vamos? interrogó él con dulce autoridad . Si te escapas siempre de mí; si parece que te doy miedo, no tiene nada de particular que yo me vaya también al paseo, o a donde se me ocurra. Ya lo sabes. Y acercándose más a ella, abrasándole el rostro con su anhelosa respiración : ¿Me voy al paseo? preguntó.
Ya sabes que él no me niega nada. ¡Qué lástima tan grande que vivas así! Tu alma está llena de preciosos tesoros. Tienes bondad sin igual y fantasía seductora. De todo lo que Dios tiene en su esencia absoluta te dio a ti parte muy grande.
¿Sabes una cosa, Nela?... Se me figura que mi prima ha de ser algo bonita. Cuando llegó anoche a las diez... sentí hacia ella grandísima antipatía.... No puedes figurarte cuánto me repugnaba. Ahora se me antoja, sí, se me antoja que debe ser algo bonita. La Nela volvió a llorar. ¡Es como los ángeles! exclamó entre un mar de lágrimas . Es como si acabara de bajar del cielo.
Si los tuvierais, no vendríais aquí á comer ni enviaríais las mujeres que enviáis, que son... tú sabes lo que son tan bien como yo. Con asombro de Desnoyers, el alemán acogió esta rociada humildemente, asintiendo con movimientos de cabeza á las últimas palabras del patrón.
A veces, con una timidez ruborosa y huyendo la vista, preguntaba a Ojeda por el estado de sus negocios. «¡Si tuvieras un dinero que necesito!»... Y cuando él, con apresuramiento, satisfacía su demanda, María Teresa parecía arrepentirse. ¡Qué vergüenza! ¡Yo pidiéndote dinero!... Es para algo importante; ya sabes... el pleito. Pero en fin, como hemos de casarnos, todo lo nuestro debe ser común.
Tú no sabes lo que es sentir la brisa matinal en las mejillas porque te has acostumbrado al aire viciado de la cervecería y del círculo; no gozas con el sol porque vives la mayor parte de la vida con luz artificial; te repugna el caminar porque has estado demasiado tiempo tendido en las butacas... Pero yo soy otra cosa... yo he nacido en el campo; el sol me conoce y las nubes también y las piedras y los abrojos... Para mí es un gran disgusto que tú no seas cazador.
Todos los barriles están en perfecto estado, señor dijo Van-Horn. ¿Se habrá abierto una vía de agua? Imposible, Capitán. No hemos tocado contra ninguna roca y el junco fué muy bien carenado al emprender el viaje. Es cierto; pero tú sabes que las naves chinas no suelen estar muy bien construídas.
No era fácil averiguar si gozaba en realidad o se divertía simplemente con aquella adoración o más bien aquel regocijo estrepitoso de perro que se arrastra el sentirse acariciado y lame los pies de su señor. No sólo te debo la felicidad, sino también la honra. No sabes lo que he sufrido desde anteayer por la maldita deuda decía él con voz conmovida.
Palabra del Dia
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