Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de septiembre de 2025
Respondió el sagacísimo ciego: "¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas." Reíme entre mí y, aunque mochacho, noté mucho la discreta consideración del ciego. Mas, por no ser prolijo, dejo de contar muchas cosas, así graciosas como de notar, que con este mi primer amo me acaescieron, y quiero decir el despidiente y con él acabar.
Capaces eran de no consentir la salida del periódico. Verdaderamente contestó el tabernero, electrizado con aquel pensar, aquel decir y aquel mirar de su hijo , que no son quién para lo que tú sabes, esos muchachuelos ignorantes y desaplicados... ¿Y de veras crees tú que esos escritos meterán bulla?... No haga el diablo que te traigan algún disgusto...
La vista. ¿Qué sientes tú cuando estás alegre? ¿Cuándo estoy libre, contigo, solos los dos en el campo? Sí. Pues siento que me nace dentro del pecho una frescura, una suavidad dulce.... ¡Ahí te quiero ver! ¡Madre de Dios! Pues ya sabes cómo brilla el sol. Con frescura. No, tonto. ¿Pues con qué? Con eso. Con eso; ¿y qué es eso? Eso afirmó nuevamente la Nela, con acento de la más firme convicción.
Si vas a confesarme la verdad, no me la digas, no; prefiero quedarme con la sospecha. Enronquecida y sin fuerzas, dejóse caer en el sillón más próximo, que crujió bajo el enorme peso; temía ahora tanto de que Esteven hablara, como antes deseaba que rompiera el sospechoso silencio. Don Bernardino preguntó: ¿Sabes quién es el hombre que acaba de salir de aquí? Como no me lo digas...
Fernandito, con las manos en los bolsillos del pantalón, daba pataditas en el suelo, diciendo tímidamente: Estoy fastidiado... ¿Sabes, Curra?...
Y se propuso firmemente no volver a dirigirle la palabra. Pero a los cinco minutos sacó de nuevo el reloj y, sin acordarse de su propósito, preguntó: Adolfo, ¿sabes si D. Laureano está enfermo? Adolfo hizo un leve movimiento de indiferencia con los hombros sin pronunciar palabra. Es que como ya son cerca de las diez menos cuarto...
Ya sabes cuánto te quiero, y cuánto te estimo, y los buenos ratos que pasamos aquí, charlando de mis cosas y de las tuyas; de mis tristezas mortales y de tus alegres esperanzas; de tus penas de niño y de mis desengaños de viejo.... Sí, me apena que te vayas.
Sé que al final veré a mis pies a los repugnantes enemigos. ¡Pero sus lenguas, Tomasa! ¡Lo que dicen de los seres que más amo en el mundo! Esto es lo que me hiere, lo que me mata. Volvió a sentarse, aproximándose a la jardinera para hablar en voz queda: Tú conoces mi pasado mejor que nadie; te lo he contado porque me inspiras gran confianza. Además, tú eres lista, y lo que no sabes lo adivinas.
Tan conforme estoy contigo en lo esencial dijo Morsamor que tu sermón es inútil porque predicas a un convertido. Antes que todo y sobre todo yo quiero gloria y harto sabes tú cuan dispuesto y apercibido estoy a buscarla. Concertado lo tengo todo con los ricos mercaderes genoveses Gabriel Adorno y Gaspar Salvago.
La faja de su hermano y la Capitanía general de Madrid, que desempeñó este algún tiempo, habíanle abierto las puertas del beau monde, y allí se había encastillado ella y tomado carta de naturaleza. Villamelón, dando sus pataditas, repetía por centésima vez muy angustiado: ¿Sabes, Curra?... Malo estoy. Fernandito, ¡por Dios!... No me lo digas... Indigestión... El vol-au-vent de codornices.
Palabra del Dia
Otros Mirando