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Actualizado: 11 de julio de 2025


Y quiso rezar como mil veces había oído a su pobre vieja. «Padre nuestro que estás...» Rezaba mentalmente, pero sin darse cuenta de ello, su lengua se movió y dijo con una voz tan ronca que le pareció de otro: ¡Cochinos! ¡ladrones! ¡Me abandonan! Se hundía otra vez: desapareció pugnando en vano por sostenerse.

Esta vez el hidalgo se atrevió a decir: Calmaos, hijo; es la dura ley de la nobleza: sois el segundo. En cuanto a Beatriz, vos mesmo sabéis que ama a Gonzalo desde la infancia. El mancebo fue a ponerse casi en cuclillas delante de su padre, y cara a cara, con los ojos fulgurantes y con voz ronca, aciaga, terrible, volvió a gritar: ¡No! ¡No!... En ese momento entraba el hijo mayor.

Su nuera aparece en el suyo, más desaliñada que nunca, con la cara roja como un pimiento seco y con la crin suelta, en medio de una espesísima nube de humo, ¡aparición verdaderamente infernal!; saca medio cuerpo fuera de la balaustrada, y con voz ronca y destemplada grita, mirando al piso segundo: ¡Tía!...

El semblante de la Dorotea espantaba. Tal representaba lo supremo del dolor, de los celos, de la rabia, de la sorpresa. ¡Que se presentarán juntos al rey y á la reina! exclamó con voz ronca ; ¡luego se han casado! Una dama tal como doña Clara Soldevilla dijo el sargento mayor , no podía recibir de noche en su aposento á nadie más que á su marido. Ya sabía yo que ese buen mozo os engañaba.

Ya mi tío estaba tal, que alargando la mano y asiendo una, dijo con la voz algo áspera y ronca, el un ojo medio acosado y el otro nadando en mosto : "Sobrino, por este pan de Dios, que crió a su imagen y semejanza, que no he comido en mi vida mejor carne tinta."

Colgaban sobre su pecho dos botellas de vino unidas en forma de gemelos, y al detenerse entre mesa y mesa, echaba mano a este grotesco instrumento, y con los ojos puestos en los golletes exploraba el comedor, como si buscase a alguien. ¡Capitán!... ¿Dónde está el capitán? preguntaba con voz ronca.

El amo no ha vuelto respondió Marina. Habrá estado velando algún enfermo dijo María ¡Tanto mejor! Me recetaría una cáfila de cosas y de remedios y yo los aborrezco. Estáis muy ronca dijo Marina. Mucho respondió María , y es preciso cuidarme. Me quedaré hoy en cama y tomaré un sudorífico. Si viene el duque, le dirás que estoy dormida. No quiero ver a nadie. Tengo la cabeza loca.

El cocinero mayor rugía ya por lo bajo; encontró á dos mozos de la casa real y al soldado. Entonces, con una sonrisa nerviosa, abrió la puerta de aquel aposento empolvado, donde hacía tantos años no entraba nadie más que él. Meted eso aquí dijo con voz ronca. Los mozos pusieron el cofre envuelto como estaba en la parte de adentro de la puerta. Idos dijo Montiño á los mozos y al soldado.

»Por San... ¡Qué linda es! ¡qué talle de reina! ¡qué hermosos ojos negros! No hay nada mejor en la corte. »Yo lo daría todo por ella dijo un hombre de pequeña estatura y de bigotes negros. »Y yo también agregó una voz ronca que me causó miedo; todo, excepto mi jauría y mi caballo árabe.

Debía volver a acostarse... Hubo una larga pausa, como si el enemigo, al escuchar los crujimientos del jergón, esperase que el habitante de la torre fuera a salir de un momento a otro. Pero transcurrió algún tiempo, y la voz ronca e injuriosa volvió a sonar en la calma de la noche. Le llamaba cobarde otra vez; invitaba a salir al mallorquín. «Sal, hijo de...»

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