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Actualizado: 11 de julio de 2025


¡Vos me conocéis!... exclamó la Dorotea más que eso... Vos conocéis á mis padres... ó los habéis conocido... Mi madre se llamaba Margarita. Es verdad. ¿Y dónde está mi madre? preguntó juntando sus manos y con voz anhelante Dorotea. ¡En el cielo! contestó con voz ronca el bufón. ¡Ah! exclamó la Dorotea. Y dejó caer la cabeza, y guardó por algunos segundos silencio.

¡Basta ya! dijo al cabo con voz ronca y respiración anhelante, como si acabara de hacer una carrera fatigosa.

Entró Pepe Vera, abrió las persianas para que entrase la luz, se echó sobre una silla sin dejar de fumar, y mirando a María, cuyas mejillas encendidas y cuyos ojos hinchados indicaban una seria indisposición. ¡Buena estás! le dijo . ¿Qué dirá Poncio Pilatos? No está en casa respondió María cada vez más ronca.

El sábado creí observar en su cara algunos cardenales, y traía una mano liada. Ayer, señor doctor, vino con pañuelo a la cabeza, con bata de percal, zapatillas, la voz muy ronca, y lo más salado de todo fue... que me pidió dos reales... Debe de andar mal. Como siempre..., ¡qué carácter y qué vida!».

A pesar de la poca claridad que había, la vi ponerse densamente pálida. ¡Ya me lo sospechaba! exclamó con voz ronca y extraña, que me asustó . ¡No había de gustarte una chica tan hermosa! también le habrás gustado a ella, como si lo viera... ¡Lucido papel me habéis hecho representar!

respondió con voz ronca el bufón . Este pliego es el auto de libertad de tu amadísimo don Juan; este otro, el auto de libertad de don Francisco de Quevedo, que yo me guardo, porque importa que esté preso; y este otro pliego, es una orden para que puedas entrar en la torre de los Lujanes, donde está encerrado don Juan.

¡No puede usted, no puede usted!... ¡no lo mueva usted, es peor!... ¡Me voy a matar! gritó la Fandiño. Los demás callaban. ¡Estate quieta! dijo en voz baja, ronca y furiosa don Álvaro, que de buena gana la hubiera visto caer de cabeza. E intentó el segundo esfuerzo sin fortuna. Aquello no se movía. Sudaba más de vergüenza que de cansancio. Un hombre como él debía poder levantar a pulso aquel peso.

Pero qué, ¿tan mala está? exclamó el infeliz don Mariano con voz ronca y ya temblorosa. No está muy mal dijo una señora oficiosa , pero no conviene que ustedes entren así de golpe, porque una emoción fuerte le puede hacer daño. Ha tenido algunos ataques desde ayer noche y se encuentra bastante débil. Déjenme ustedes que la prepare.

Ronca, es un hecho. En aquel tiempo la Regenta hubiera mirado esto como una desgracia suya, que le mandaba exprofeso el destino para ponerla a prueba. ¡Un marido que ronca! Horror... basta. Veo que tuerce usted el gesto. Perdón. No más cháchara. A Frígilis que venga con usted o antes.

Pero no me chupo el dedo.... ¡A me la va a dar ese babayo!... rugió Xuantipa con voz ronca y ojos áridos y contraídos, que se esforzaban inútilmente en exprimir algunas lágrimas . Pero se ha acabao, se ha acabao y se ha acabao.

Palabra del Dia

buque

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