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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Dio dos o tres pasos por la sala, sonose con fuerza y logró dominar la emoción que oprimía su garganta y que estuvo próxima a reventar en sollozos. El carruaje estaba ya en la puerta. Petrilla, con su traje de gala debía acompañarme hasta C * y dejarme en brazos de mi tío. Conducíanos el arrendatario, porque Susana, entregada a su dolor, permanecía provisionalmente al cuidado del Zarzal.
Respiraba como el fuelle de una fragua, y siempre tenía tos; pero una tos tan bronca y sofocante que, cuando le daba el acceso, se quedaba mi hombre cabeceando y todo encendido; creeríase que iba a reventar, y el ojo rotatorio se le echaba fuera, mientras el apagado se escondía en lo más hondo de la órbita.
Permite que adorne un lauro Mi cadáver macilento, Y que no muera mi acento Cual voz en la soledad! ¡Pero ya es tarde! la mano Que marca la última hora, Se levanta aterradora Y vuelca el reló fatal; Y las cuerdas de mi lira, Como nervios doloridos Producen tristes sonidos Una á una al reventar.
Fueran o no buenos los baños de los Jerónimos, ello es que la niña había ganado, tomándolos, carnes y colores, amén de un apetito excelente. En cuanto al pequeño, excuso decir que con las aguas del Manzanares se puso a reventar de sano. Su robustez era tal, que no cesaba de probarse a sí misma y de cultivarse para llegar a ser más grande y poderosa.
De este modo las carcajadas fluían sin cesar. Mario se dejaba caer contra los quicios de las puertas y se quitaba el sombrero y se apretaba el estómago para no reventar de risa. Casi otro tanto le pasaba a Carlota. Ambos repetían a cada instante: ¡Dios mío, lo que se va a reír Rivera! De esta suerte caminaron alegremente la vuelta de su casa.
Si lo fuese, te diría cuatro frescas, y con motivo; ¡orgulloso! ¡pelambre! ¡golfo con pretensiones!... Pero no te enfades. Te digo esto porque llevo la careta puesta, y porque antes nos han hecho beber un poquito allá arriba. ¡Pobre Feliciana! ¡Pobres mujeres!... Los hombres habéis arreglado las cosas de tal modo, que nosotras tenemos que callarnos y reventar de pena si es que no nos adivinan.
Ese es mi secreto repliqué yo con una sonrisita misteriosa. Y quemando mis navíos: Señor cura: yo no sé lo que os puede haber hecho ese pobre Francisco I. ¿No sabéis que tenía mucho juicio? Llevaba vida alegre, y amaba prodigiosamente a las mujeres. Y los ojos del cura se abrieron de tal modo que tuve miedo de verlos reventar.
Estaban allí también el alcalde, hombre de mediana edad, afable y alegre, que solía decir frases chistosas y reía con ellas hasta toser y tosía hasta reventar. El recaudador, bilioso, taciturno, lleno de prudencia, excepto cuando bebía más de veinte vasos de sidra.
Pues me refiero a un día memorable porque en él cayó sobre Cádiz y junto a la torre de Tavira la primera bomba que arrojaron contra la plaza los franceses. Ha de saberse que aquel proyectil, como los que le siguieron en el mismo mes tuvo la singular gracia de no reventar; así es que lo que venía a producir dolor, llanto y muertes, produjo risas y burlas.
Se arrimó á uno de los nogales y durante buen rato salieron de su boca ciclópea profundos, temerosos estallidos mientras su vientre se agitaba como la montaña de un volcán en erupción. ¡Dejadlo, dejadlo... no podía más!... Aquello era lo más gracioso que había oído en su vida. También el alcalde, arrimado á otro árbol, reía y tosía hasta querer reventar.
Palabra del Dia
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