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Actualizado: 16 de mayo de 2025


En tanto el Majito, desde la cumbre de una eminencia formada por escombros, increpaba a la muchedumbre infantil de abajo, diciendo que iba a reventar a patadas a todos y cada uno si no le devolvían su sombrero. ¡Qué vergüenza! Zarapicos lo tenía puesto, y estaba tan contento de su adquisición, que amenazó al Majito con subir y sacarle las tripas si no se callaba.

Extendió una mano hacia atrás y rascó la puerta con la uña, produciendo un rumor semejante al de los ratones... El fino y atento oído de la dama se dio por enterado. Carmen, vaya V. al comedor, y tráigame un vaso de agua... ¡Siento un picor en la garganta!... ¡Jesús, qué tos tan rara! Y la dama tosió hasta querer reventar.

¿Qué hay, niño; qué sucede? toda la vecindad está alborotada... ¿se prende fuego la casa?... nos preguntó. Al contrario, creo que se apaga el fuego... tu patrona parece que acaba de reventar contestó don Benito con la más perfecta calma. ¿Quién? ¿la tigra?... ¡al fin!... replicó el pardo con el acento de un hombre que se desahoga.

Me... río; tenemos aún, quizá, ochocientas leguas que hacer y diez y ocho hombres que mantener; además, éstos deben ser los primeros, porque se hallan en estado de trabajar. Los que deja usted en la corbeta van a reventar como perros o a comerse los unos a los otros; porque mañana, pasado mañana... tendrán hambre. Me... río, ¡que revienten!

Mas el tiempo en que permanecí indeciso fue suficiente para que el cura se marchara y, tosiendo hasta reventar, se alejase hacia el altar mayor, donde su negra silueta se abatió para alzarse de nuevo y salir por la puertecita lateral. La iglesia quedó al fin verdaderamente solitaria. Mis ojos, habituados ya a la oscuridad, podían explorar todos sus rincones.

Miró también don Quijote a Sancho, y viole que tenía los carrillos hinchados y la boca llena de risa, con evidentes señales de querer reventar con ella, y no pudo su melanconía tanto con él que, a la vista de Sancho, pudiese dejar de reírse; y, como vio Sancho que su amo había comenzado, soltó la presa de manera que tuvo necesidad de apretarse las ijadas con los puños, por no reventar riendo.

Influído por el respeto á sus antepasados, quería reventar de fatiga sobre sus terrones, antes que consentir que una parte de ellos fuese cedida en arrendamiento á manos extrañas. Y no pudiendo con todo el trabajo, dejaba improductiva y en barbecho la mitad de su tierra feraz, pretendiendo con el cultivo de la otra mantener á la familia y pagar al amo.

Aún tiene en sus ubres leche suficiente para todos; sólo que son muy pocos los que se agarran a ellas y se hartan hasta reventar, mientras los demás mugen de hambre. Hay para morir de risa cuando hablan de igualdad y del espíritu democrático de la Iglesia. Una mentira: en ninguna institución impera un despotismo tal cruel.

Se le tiene compasión a un perrito de cría, se le quiere, no se le deja, sus chillidos inspiran lástima, y yo, que soy un hombre, una criatura de Dios, ¡a la calle! ¡si te quise, ya no te quiero! ¡a reventar de pena!... ¡Cristo! ¡Paece mentira que aún no me haya muerto!... Quedaron en silencio largo rato.

Celebré yo el dicho con una risotada no menos ingenua, dando enseguida las gracias por el piropo, casi al mismo tiempo que respondía Mari Pepa a la pregunta: ¿Quién sabe, hija del alma, quién sabe? Quien se jaz a comer «niales» de golondrina sin reventar de «duda», bien puede jacerse a vivir de ese modo sin ofender a Dios ni quebrantar la salud.

Palabra del Dia

bagani

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