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Actualizado: 8 de julio de 2025
A la verdad, señor, que si para justificar vuestro desprecio por nuestro afecto no tenéis más motivos que ese recuerdo de vuestra juventud... ¡Oh, tengo otros! dijo el señor de Lerne. Pronunció esas palabras con un tono tan singular que Juana lo miró, y sorprendida quedó de la expresión casi dolorosa que repentinamente había contraído su frente y sus labios.
Luego, volviéndose hacia Materne, que estaba de pie detrás de él, dijo: No podemos permanecer más tiempo en esta incertidumbre; así es que vas a salir, con tus hijos, de reconocimiento. El rostro del viejo cazador se animó repentinamente. ¡Muy bien! Por fin voy a poder estirar un poco las piernas dijo Materne , y a ver si logro despachar a uno de esos granujas de austriacos o de cosacos.
Sí, sí; lo tiene usted..., pero don Tristán, es usted demasiado tristón para ella... Esa niña merecía un marido más alegre..., así como yo, por ejemplo... Tristán se puso pálido repentinamente. Las señoras, aunque no podían adivinar todo el efecto que tales palabras debían producir en el novio, comprendieron que aquel chico se estaba volviendo asaz insolente.
La solterona se volvió hacia ella y le clavó una mirada donde se traslucía junto con la sorpresa la misma indulgencia compasiva. Pero ¿de veras no sabes?... La joven hizo signo negativo. Y al mismo tiempo se sintió embargada por terrible emoción. Una corriente de aire frío atravesó su ser interior repentinamente.
Y se alejaba de Gabriel, que no podía comprender el verdadero alcance de este desvío de sus discípulos. Muchas veces, al entrar en las habitaciones de la torre para pasar un rato con ellos, cesaban repentinamente en la conversación y le miraban con zozobra, temiendo, sin duda, que pudiera escuchar sus palabras. Don Martín hacía muchos días que no se presentaba en el claustro.
Y lo primero que se me ocurrió, casi repentinamente, fue hacer un viajecillo a Ruritania. Pero desde el momento en que pensé visitar aquel país, se despertó vivamente mi curiosidad y el deseo de verlo.
Por entre los árboles vi reunidos a Suárez y a Joaquinita, que nos miraban con sonrisa despechada y maligna. No hice caso; pero Gloria, que también acertó a divisarlos, se puso seria repentinamente y no tardó en bajarse. Volvimos a reunirnos al grupo mayor.
Parece que el señor Blair era de un carácter algo excéntrico, como muchos hombres que repentinamente surgen y se elevan en el mundo, y es posible lo haya ocultado en algún punto seguro. Para mí, esto me parece que es lo más probable, especialmente cuando él había expresado el temor de que sus enemigos trataran de apoderarse de él.
Siempre había frecuentado su casa un amigo íntimo, un amigo favorito, al que trataba su mujer con gran confianza, asegurando que lo conocía de los tiempos en que era soltera y vivía con su noble familia. El marqués se había batido dos veces por su esposa, viéndola calumniada repentinamente por hombres que hasta poco antes frecuentaban sus salones.
Empezó á preocuparse de su castillo de Villeblanche. Todo lo que poseía en París le pareció repentinamente de escasa importancia comparado con lo que guardaba en la «mansión histórica». Sus mejores cuadros estaban allá, adornando los salones sombríos; allá también los muebles arrancados á los anticuarios tras una batalla de pujas, y las vitrinas repletas, los tapices, las vajillas de plata.
Palabra del Dia
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