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El feroz minero dejó de reir y le lanzó una mirada torva. Los parroquianos rieron discretamente y admiraron el valor de Martinán.

Vienen señores de Madrid sólo por verlo: sobre todo, pintores... Este cuerpo es el almacén y señalaba la cabaña en cuya puerta permanecía sentado . Lo de enfrente es la cocina y la cuadra. Tiene comunicación con el cuerpo central, la antigua casa, donde vivimos tu abuela y yo. Maltrana sentía deseos de reír ante la majestad con que Polo hablaba de su vivienda, señalando sus diversas partes.

Yo me he puesto detrás de la puerta a escucharles, y les he sentido charlar muy animados, sumamente animados; pero no he podido entenderles una sola palabra. Les he oído reír, , reír mucho, pero ¿de qué...? Aquí hay algo, Relimpio; aquí hay algo».

Ya ve usted: un parentesco tan próximo y tan conocido en Villavieja... y estando ellos tan en armonía con los de Méjico, parecería mal que nosotros no los fuéramos a verEsto dijo Rufita. Y usted ¿qué la contestó? Que no las tirarían ustedes con nada: al contrario, que las recibirían muy bien... Perfectamente respondido... ¿Por qué te ríes, Nieves? ¡Por qué me he de reír, papá?

Al contemplar Isidro este figurón con el pecho constelado de condecoraciones, encontraba cierta semejanza a su poderoso amigo con varios prestidigitadores célebres. Después, sintió ganas de reír ante la seriedad y el empaque con que el senador se mostraba en el retrato. Era un caballero que se hacía representar de visita en su propia casa.

Vivamos en paz con Dios dijo D. Diego . Por eso creo que antes de robar del convento a mi novia, debemos confesar y comulgar, diciéndole al Señor que nos perdone lo que vamos a hacer, pues no es más que una broma para divertirnos, sin que nos mueva la intención de ofenderle. Santorcaz rompió a reír desahogadamente. ¿Conque usted es de los que encienden una vela a Dios y otra al Diablo?

Si el feroz minero no tuviese el rostro como siempre embadurnado se le hubiera visto palidecer. Se repuso pronto, sin embargo, y exclamó: Vaya, vaya, parece que tienes gana de reir. Ya sabrás que no soy aficionado á chanzas. Déjame en paz antes que otra cosa sea. Nolo le dirigió una larga mirada de curiosidad. Era gracioso el tono amenazador que aquel renacuajo usaba frente á él.

En cambio, si es vecina de mi aposento y a través del frágil tabique la oigo suspirar, reír, llorar, que está triste, que goza, que sufre.

Las señoritas solían presenciar con risita despreciativa aquel baile que imitaba toscamente los suyos, doliéndose en su interior de que jóvenes tan finos se abrazasen «a aquellas tarascas». Sin embargo, cuando alguno las invitaba, después de resistirse un poco, reir a carcajadas, ruborizarse y hacer buena porción de monerías para atestiguar que sólo se rebajaban a aquello por pura condescendencia, solían agarrarse firme al brazo de su bromista amigo y tardaban en soltarlo.

Otro jornalero más joven añadió, con una risa bestial: Anda como un perro detrás de esa gringa hermosota que huele tan bien y á la que llaman «la marquesa». Yo también, si pudiera... Y añadió algunas palabrotas que hicieron reir á muchos con expresión salvaje de deseo.