Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de junio de 2025
Hízo un gesto con la mano y se echó á reir. El Ministro que me nombró, sabe el diablo donde está, ¡y se tendrá por honrado con poderme saludar cuando vuelva! El actual, á ese me le paso... y tambien se lo llevará pateta... El que le sustituya se verá tan apurado con su nuevo cargo y no se podrá ocupar de bagatelas.
Estaban los dos muy distantes de creer que en sus encuentros diarios podía llegarse á algo que no fuese hablar y mirarse. Era el primer amor, la expansión de la juventud apenas despierta, que se contenta con verse, con hablar y reir, sin sombra alguna de deseo.
Una muchacha que estaba en la cocina, al oir la anécdota, se echó a reir con una risa aguda y comunicó su risa a todos. Rieron también de buena gana Martín y Bautista la manera de señalar del truhán, pero el campesino aseguró que él no tenía arte para estos cuentos. Le instaron para que siguiera y el hombre contó una nueva ocurrencia de Pernando.
Era sino del pintor despertarla fácilmente; pero como hombre bien educado y cauto sabía restañar prontamente las heridas. Por lo que a mí me sucede. Yo cuando quiero mucho a una mujer desearía estrujarla. Rosa no pudo menos de reír. Está visto, Marcela, que te complaces en recibir en tu casa a los hombres más desvergonzados de Madrid.
Sería alguna extranjera. Rafael la tenía frente a su banco y veía su mano enguantada apoyándose en el antepecho de la tribuna, agitando el abanico con escandaloso crujido. El resto de su cuerpo se confundía en la penumbra de la tribuna al echarse atrás para cuchichear y reír con su acompañante. Distraído por aquella revista, Rafael apenas atendía al orador.
Estaba recogiendo el servicio, y él saltó contra mí, diciéndome que para arriba y que para abajo... Yo no lo entendía y me eché a reír... Pero dimpués salió con unos disparates muy gordos. ¿Sabe, señora, lo que dijo? Que la señorita Fortunata iba a tener un niño, y qué sé yo qué más. No pude por menos de soltar la carcajada, y entonces fue cuando garró el cuchillo y salió tras de mí.
Rafael se echó a reír con tan estrepitosa carcajada que cortó el hilo a la narración de su tía. Vaya dijo , aquí tenemos la segunda parte de Prima y Señora mía. La marquesa tiene una colección de datos genealógicos, tan verídicos unos como otros. Sabe de memoria la de los duques de Alba, que vale un Perú.
Y, sin aguardar su respuesta, la cogí de las manos, obligándola a levantarse, y la abracé por el talle. Uno..., dos... Ahora con el izquierdo. Uno..., dos... Vuelta con el derecho. Perdíamos el compás a cada momento; pero ¡qué importa! Cada traspiés nos hacía reír alegremente. Una vez Gloria me pisó. ¡Huy, huy! exclamé, fingiendo un gran dolor . ¡Cómo pesa la carne de monja!
¡Pobre doctor Trevexo! ¡Cómo aquel hombre que había sido el primero veinte años antes, era hoy el último! ¡Cómo se había detenido en su apogeo sin marchar! Me hacía el efecto de una de esas fotografías antiguas de un álbum de familia, ante las que uno tiene que reír involuntariamente.
Mi padre ríe de tan buena gana, no a carcajadas, pero con tal fe e intención, que se toma parte en su alegría aun sin saber por qué. Sus ojos ríen al mismo tiempo que sus labios y las mejillas, la barba y hasta las orejas parece que se divierten a la vez con lo que le hace reír, que es, a veces, un pensamiento que ni siquiera ha dicho.
Palabra del Dia
Otros Mirando