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Actualizado: 18 de mayo de 2025
28 Todos ellos príncipes rebeldes, andan con engaño; son bronce y hierro; todos ellos son corruptores. 29 Se quemó el fuelle del fuego, se ha gastado el plomo; por demás fundió el fundidor, pues los malos no son arrancados. 30 Plata desechada los llamarán, porque el SE
14 Y cuando Amasías volvió de la matanza de los Idumeos, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y se los puso para sí por dioses, y se encorvó delante de ellos, y les quemó incienso. 15 Y el furor del SE
Lleno Zadig de la idea de Astarte, no respondió á esta declaracion, pero fué al punto á ver á los caudillos de las tribus, y les contó lo sucedido, aconsejándoles que promulgaran una ley por la qual no seria permitido á ninguna viuda quemarse ántes de haber hablado á solas con un mancebo por espacio de una hora entera; y desde entónces ninguna dama se quemó en toda Arabia, debiéndose así á Zadig la obligacion de ver abolido en solo ua dia estilo tan cruel, que reynaba tantos siglos habia: por donde merece ser nombrado el bienhechor de la Arabia.
La hermosa joven se acercó anhelante á la reina. ¿Qué sucede, señora dijo , que la condesa de Lemos me trae consigo á pesar de decir al rey que estoy enferma? ¡Ah, Dios mío! Déjame respirar, Clara; ¡todavía aquellas cartas, Dios mío! ¡Pero si las quemó vuestra majestad! ¿Se había olvidado alguna?... ¿Ha aparecido alguna más?
21 Lavó luego con agua los intestinos y [las] piernas, y quemó Moisés todo el carnero sobre el altar; holocausto en olor muy aceptable, ofrenda encendida al SE
Pasaron por delante de mí y no me miraron. Yo me levanté y tomando la espada, herí en el vacío, y en el vacío surgió un manantial de sangre. La vi que se llegaba hacia mí pidiéndome perdón. La manga de su vestido tocó mi rostro, y me quemó. ¿Ve usted la quemadura, la ve usted? Sí, la veo, la veo. ¡Y todo por María de las Nieves!... Hombre es gracioso. A ver a qué sabe este Montilla.
¡Cosa extraña y, sin embargo, harto común en caracteres como el de Jacobo! Cuatro horas llevaba este batallando consigo mismo sin osar decidirse, y de repente, en un momento, con cuatro palabras tan sólo, quemó sus naves y decidió su suerte. Llévate los tres, si quieres dijo encogiéndose de hombros.
Sin hacer mucho caso de su amigo, D. Baldomero leyó en voz alta la noticia o estribillo de todos los días. «La partida tal entró en tal pueblo, quemó el archivo municipal, se racionó, y volvió a salir... La columna tal perseguía activamente al cabecilla cual, y después de racionarse...». «Ea dijo sin acabar de leer , vamos a racionarnos nosotros. El marqués no viene. Ya no se le espera más».
Ortiz de Zúñiga refiere, en los anales de Sevilla, que el teatro de esta ciudad se quemó por sexta vez en el año de 1615, reedificándose en 1631, y quemándose de nuevo antes del año 1675.
Quemó aquí un navio el Luterano De los tres que traia, y á gran priesa Se leva á la mañana muy temprano, Y á Paita sin parar presto atraviesa. Al Piloto echa en tierra de su mano, A los de Paita enviando su promesa De seguro, mas ellos no quisieron Concierto, sino al monte se huyeron.
Palabra del Dia
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