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Actualizado: 13 de julio de 2025
Ha tenido bastante purgatorio en la tierra para no necesitar pasarlo de nuevo en el otro mundo dijo el cura en tono un poquito sarcástico. Dichosas solteronas suspiró la abuela. Sí respondí sintiendo cierto alivio... Dichosa la que sufre sin haber hecho nunca sufrir...
Aquí me quedo rezando a todos los santos del cielo para que te inspiren, y a las dos nos saquen de este Purgatorio. Adiós, hija». Habiéndose trazado un plan, el único que, en su certero juicio, le ofrecía remotas probabilidades de éxito, dirigiose Benina a la calle de Mediodía Grande, y a la casa de dormir propiedad de su amiga Doña Bernarda. La dueña del establecimiento brillaba por su ausencia.
Para cumplir mi voto pido al señor cura que no se celebre esta santa y que deje la fiesta de las señoritas para San Pablo. »Su humilde servidora »Miembro de la orden tercera de San Francisco, cofrade de la Propagación de la fe, de la Santa Infancia, de San José, del Sagrado Corazón, de las ánimas del Purgatorio, de San Antonio, etc., etc...»
A pesar de los frecuentes fusilamientos no desaparecía el germen de sedición, y vino día en que almas del otro mundo se metieron a revolucionarias. ¡No sabían las pobrecitas que don Ramón Rodil era hombre para habérselas tiesas con el purgatorio entero!
Lo más importante es el párrafo de una, fecha en Madrid á 6 de julio de 1611, en que dice: «Aquí paso, señor excelentísimo, mi vida con este mal importuno de mi mujer, ejercitando actos de paciencia, que si fuesen voluntarios como precisos, no fuera aquí su penitencia menos que principio del Purgatorio,» y otra de 7 de septiembre de 1611, en la cual dice al duque que su esposa Juana está mejor.
Los gitanos llegan á un villorrio, en donde habita una viuda, que, según cuentan, tiene toda su casa llena de sacos de oro, pero tan miserable y voluntariosa, que no se desprende de un solo maravedí, á no ser para gastarlo en la salvación de su difunto esposo y sacarlo del Purgatorio.
Una larga oración, en la cual refiere las maravillas, que ha presenciado en el Purgatorio de San Patricio, termina esta obra dramática . Las cadenas del demonio. La exaltación de la Cruz. La devoción de la Cruz. Origen, pérdida y restauración de la Virgen del Sagrario. La cisma de Ingalaterra. La aurora en Copacavana. El gran príncipe de Fez. San Francisco de Borja. La sibila del Oriente.
¿Pues y la escrupulosa revista de roturas que pasaba cada día á sus dos pantalones, y los remojos, planchados y frotamientos con que martirizaba su gabán, prenda inocente que había encontrado un purgatorio en este mundo? En cuanto á su sombrero, basta decir que era un problema de longevidad.
Ya no te volveré a ver más. Se cerrarán las puertas de ese purgatorio presidido por doña María, y adiós para siempre. Querida mía, vamos a casa de la condesa; allí te convenceremos. Sabrás lo que importa más que nada en el mundo. Inés demostraba gran impaciencia. ¡Pero un momento más, un momento! Pasan meses sin verte. Sabe Dios hasta cuándo no nos veremos. ¿No sabes lo que me pasa?
Fuímonos a acostar y en toda la noche pudimos yo ni don Diego dormir, él trazando de quejarse a su padre y pedir que le sacase de allí y yo aconsejándole que lo hiciese; aunque últimamente le dije: -Señor, ¿sabéis de cierto si estamos vivos? Porque yo imagino que en la pendencia de las berceras nos mataron, y que somos ánimas que estamos en el Purgatorio.
Palabra del Dia
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