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Actualizado: 20 de junio de 2025
Había abandonado sus ropas de jinete campestre y exhibía con satisfacción pueril los trajes con que le disfrazaba un sastre de la capital. La suerte de campos y ganados no le inspiraba inquietudes. Su fortuna, dirigida por Desnoyers, estaba en buenas manos. Este es muy serio decía en el comedor ante la familia reunida . Tan serio como yo... De éste no se ríe nadie.
Llevan tres años y pico de lucha en su propio suelo. Son silenciosos y sombríos, como el deber monótono é interminable. Los italianos que vienen al frente francés cantan y adornan sus trenes con ramajes y flores. Los ingleses gritan como un colegio en libertad, y silban, silban para expresar su entusiasmo. Son los muchachos de esta guerra; van á la muerte con un entusiasmo pueril.
Es de justicia, sin embargo, manifestar que la novela moderna, si bien ha tropezado en estos fastidiosos análisis que la afean, ha logrado evitar un escollo en que á menudo se estrellaban los antiguos maestros, y es el de las reflexiones. No hay nada más perjudicial á la belleza de una novela que esa filosofía vulgar, cuando no pueril, con que muchos novelistas sazonaban sus producciones.
Cuando tú me saliste con que lo del nieto era una novela, flin flan, me dio la idea de tirar esta música a la calle, sin que nadie la viera; pero ya que se compró para él, flin flan, que la disfrute... ¿no os parece? A ver, dame acá indicó Barbarita contentísima, ansiosa de tañer el pueril instrumento . ¡Ah!, calavera, así me gastas el dinero en vicios.
Eran un comentario que con los ojos ponía a la tontería o pueril gracia que Adoración acababa de decirle. Sin saber cómo, aquel nuevo flechazo trajo a la mente de Fortunata un pensamiento que en cierto modo se eslabonaba con la presencia de la niña.
Sin duda había pasado gran parte de la noche haciendo números, para correr al Casino á la hora de su apertura, con los ojos cargados de sueño, sin fijarse en el adorno de su persona, como si le faltase el tiempo para poner en práctica alguna portentosa combinación acabada de inventar. Siempre que la encontraba, el príncipe, con una astucia pueril, aludía á la suerte de su hijo.
Contaremos brevemente el peregrino caso advirtiendo que esto quizás parecerá en extremo pueril á algunos, pero á los que tal crean, les recordaremos que nada es tan ocasionado á puerilidades como un íntimo y puro dolor, de esos en que no existe mezcla alguna de intereses de la tierra, ni el desconsuelo secundario del egoísmo no satisfecho.
Un solo empleado trabajaba: un hombre de edad incierta, con cara pueril y bigote recortado. Su gesto obsequioso y sonriente contrastaba con su mirada fugitiva; una mirada de alarma y desconfianza. Al ver á Freya se levantó de su asiento. Esta le saludó llamándole Karl, y pasó adelante, como si fuese un simple portero.
Volver a Saint-Pair en aquel bonito carruaje y en tan elegante compañía era una de esas satisfacciones de vanidad pueril que halagaban más que nada a su frívola cabeza. Dio señales de agradecer mucho la atención, y cuando se pararon en la verja dijo al joven: Si no tiene usted miedo de una cocina de enferma, le pediré que participe de nuestra comida.
Todo el racimo de amigas se apiñaba en torno de la nueva esposa, manifestando la pueril y ávida curiosidad que despierta en las multitudes el espectáculo de las situaciones supremas de la existencia. Se estaban comiendo a miradas a la que mil veces vieran, a la que ya de memoria sabían: a la novia, que con el traje de camino se les figuraba otra mujer, diversísima de la conocida hasta entonces.
Palabra del Dia
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