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Actualizado: 20 de julio de 2025


Conviene hacer constar que los dos chicos de Castaño tenían loca afición a los juguetes de Iglesia, que es un jugar muy común en la infancia de estos tiempos, en los cuales cada cosa grande tiene su manifestación pueril. En el comedor de la casa tenían su magnífico altar, y cada día ponían en él un objeto nuevo, bien araña, bien cáliz o manga cruz.

Fuera del terreno escolar, pasmaba ver la seguridad de sus respuestas y observaciones, sin asomos de arrogancia pueril. Tímido y discreto, no parecía comprender que hubiese mérito en las habilidades que lucía, y se asombraba de que se las ponderasen y aplaudiesen tanto. Contáronme que en su casa daba muy poco que hacer.

Iban desfilando las banderas de los diversos pueblos con todas las tintas del iris, y detrás de ellas los rusos, de ojos claros y místicos; los ingleses, con la cabeza descubierta, entonando cánticos de religiosa gravedad; los griegos y rumanos, de perfil aquilino; los escandinavos, blancos y rojos; los americanos del Norte, con la ruidosidad de un entusiasmo algo pueril; los hebreos sin patria, amigos del país de las revoluciones igualitarias; los italianos, arrogantes como un coro de tenores heroicos; los españoles y sudamericanos, incansables en sus vítores.

Disparan otros muchos más, que todos los referidos: i no es su comedia otra cosa, que una junta de impropiedades, indecencias, i pasos mal avenidos; pueril la invencion; confusa, ó vulgarísima la disposicion de la maraña; i su nudo, aun sin averle apretado, mas cortado, que suelto, como si fuera el Gordiano. ¿No son todos esos disparates, clara señal de que van sus Autores á ciegas, i se atreven á esta parte de la Poesía, fiados solo en la osadia de la ignorancia?

Tenía por misión hacer sufrir al mundo mis caprichos, y el mundo debía agradecerme de rodillas que me fijase en él... ¡Qué quieres! La juventud, el orgullo pueril de la primavera, que se cree eterna. Y después... ¡después! ¡Si yo te contase todos mis desengaños, mis dolores, aun en la época en que no me preocupaba del dinero!... El invierno borra las ilusiones verdes.

La nueva aventura amorosa de Clementina se desenvolvía de un modo tan pueril como grato para ella. Después de aquella inoportuna vuelta de cabeza, que tanto la había avergonzado, se guardó bien, durante algunos días, de mirar hacia atrás, aunque el saludo que enviaba a Raimundo fuese cada vez más expresivo y afectuoso.

¡Lo que me ha costado todo esto! dijo el contratista con un orgullo pueril . Pero usted, don Ricardo, que es un joven de buena familia y ha visto mucho, ¿no es verdad que lo encuentra muy... chic? Al volver al comedor, una criadita indígena, con larga trenza colgando sobre la espalda, puso en la mesa botellas y copas.

Todo el mundo no es perfecto y juzga con frecuencia a los demás según él mismo. Para es rebajarse el suponer gratuitamente una bajeza. Puede uno fiarse de ti en materia de honor, tía Liette. Sin embargo, yo preferiría una mujer que tuviese menos que yo. Es un escrúpulo honroso, pero un poco pueril, y la cuenta sería difícil de establecer. ¿En cuánto estimas tu cruz?

Además, ¿cómo podía sentir las mismas preocupaciones que él? ¿Llegaría á entenderlas si su padre se las exponía?... Era inútil esperar nada de este danzarín gracioso buscado por las mujeres; de este bravo de frívolo coraje, que exponía su vida en duelos para satisfacer un honor pueril.

Cuantos hasta entonces la cortejaron, no supieron disimular bien el impulso que les animaba; unos sólo vieron en ella lo que inmoral y descaradamente se llama un buen partido; otros la esperanza de satisfacer con sus amores una vanidad pueril. Las pretensiones de aquéllos fueron siempre rechazadas con repugnancia; las de éstos miradas con desprecio.

Palabra del Dia

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