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¡Alto ahí, señor mío! exclamó indignado el buen Guimarán al oír el penúltimo verso . Mi salud no necesita de semejantes indecencias: y lo que ustedes hacen con tamañas blasfemias indecorosas es la causa, el caldo gordo del clero; porque tenga usted entendido, joven inexperto y procaz, que por el mundo han pasado muchas religiones positivas, y hoy se ha creído esto y mañana lo otro; pero de lo que nunca han prescindido los pueblos cultos, ni ahora, ni en la antigüedad, es de la buena crianza, y del respeto que nos debemos todos.

Yo tampoco, chicas intervenía la maestra. Saque allá, maestra, saque allá... Comerá uno brona toda la vida, gracias a Dios que la da, pero no andará en trapisondas. Y diga... ¿qué le hacen hacer los protestantes a la Píntiga? ¿Mil indecencias?

¡Si no se calla usted...! dijo Samaniego, llegándose a ella con ademán amenazador . Vamos, que por ser usted mujer, no le sacudo el polvo ahora mismo. ¿Usted a ?... falta que pueda. Más le valdrá a usted no permitir las indecencias que hace esta... Le digo a usted que si no se calla... No me puedo contener... ¡Eh!, llamar a una pareja.

Disparan otros muchos más, que todos los referidos: i no es su comedia otra cosa, que una junta de impropiedades, indecencias, i pasos mal avenidos; pueril la invencion; confusa, ó vulgarísima la disposicion de la maraña; i su nudo, aun sin averle apretado, mas cortado, que suelto, como si fuera el Gordiano. ¿No son todos esos disparates, clara señal de que van sus Autores á ciegas, i se atreven á esta parte de la Poesía, fiados solo en la osadia de la ignorancia?

En esto salió Tirso de su cuarto y, como quien está enterado de lo que oye tratar, me dijo: «¿A qué insistir? ¿No ve Vd. que no quiere leer indecencias?» ¿Y qué le contestaste? ¡A tu hermano y en tu casa! Callar y marcharme; pero, lo confieso, me dieron ganas de meterle un tomo por los hocicos. ¡Lo menos se ha figurado el hombre que llevo a la chica libros de mal género! ¡Qué burro!

Yo no podía estar allí; me ahogaba. Le dije a Dorregaray: 'mi general, no cómo usted aguanta esto', y él se alzaba de hombros, ¡poniéndome una cara...! No pasaba día sin que los lechuzos le llevaran un cuento a don Carlos. Que Dorregaray andaba en tratos con Moriones para rendirse, que Moriones le había ofrecido diez millones de reales, en fin, mil indecencias.

Pero que cada Poema, en lo esencial, se escriva segun sus particulares leyes, distinto, i no confuso con el otro, ¿á que Ingenioso i á que cuerdo puede dexar de parecer bien? ¿Y que ofensa puede resultar asi al gusto del Indocto? ¿No será agradable el apretar las perturbaciones, i disponer la gravedad de una Tragedia, sin las indecencias, i enredos populares?

Esta letra es de lord Gray... exclamó . ¡Qué desvergonzado atrevimiento! ¿A quién de vosotras se dirige la carta? Dice: «Idolatrado amor mío: si tus promesas no son vanas...». ¡Pero una persona como yo no puede leer tales indecencias!... ¿A quién de vosotras dirige lord Gray esta esquela? Continuó el silencio, uno de esos silencios que parecen anunciar el desplome del mundo.

Una tarde, los amigos que me acompañaban en mis paseos me enseñaron la casa de Thiers, el gran historiador, y también me llevaron al café donde, por invierno, solía ir a tomarse su copa de cerveza Paul de Kock. ¿El de las novelas para reír? Tiene gracia; pero sus indecencias y porquerías me fastidian. También vi la zapatería donde le hacían las botas a Octavio Feuillet.