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Eran siete reales diarios que podía entregar a su hermano durante dos semanas, y él, que estaba habituado en otros tiempos a ver retribuido su trabajo con largueza, acogía este jornal como una fortuna inesperada. El Vara de palo protestó con indignación.

¿No es una broma?... ¿No es un capricho que te ha sugerido la hermosura de esta tarde tan... poética? Miguel protestó con el gesto. ¡Considerar capricho aquella decisión grave que venía preparada por largas y penosas contradicciones interiores, lo mismo que un gran pensamiento!...

Encerrados en la cárcel los dos monederos, con tanta prisa se llevó la causa, que el miércoles 16 de Abril los reos estaban ya condenados; pero cuando fueron á leerles la sentencia, Juan Ruiz protestó iracundo y produjo el mayor alboroto, y Troncoso enarbolando una silla, trató de estrellarla en la cabeza del escribano, y como no pudiera hacerlo, subió á una baranda próxima y por ella se hubiera arrojado á no sujetarle á tiempo el cura de San Vicente y dos franciscanos que habían venido para auxiliar á los condenados.

Nuncita protestó todavía sordamente, como una chica mimosa, hasta que las miradas severas de su Hermana mayor la hicieron callar. Pero todavía estuvo buen rato enfurruñada. A veces, sin saber por qué, se mostraba díscola y rebelde en sumo grado. Necesitaba Carmelita hacer gala de toda su autoridad para someterla. Mas, ordinariamente no sucedía así.

Pero ¿qué podía importarle á él que los padrinos fuesen unos ó fuesen otros? Pirovani sólo cuenta conmigo siguió diciendo Moreno , y yo vengo á buscarle, don Carlos, para que me saque del apuro como hombre de armas, y sea también padrino del italiano. Protestó el estanciero con vehemencia.

El portero le examinó, con mucha calma, de pies a cabeza, con una mirada indiferente e insolente a la vez, y, tras un corto silencio, dijo: Anteayer vino también uno de ustedes... Uno rubio, con grandes bigotes. ¿Le conoce usted? ¿No he de conocerle?... Rubísimo. Hay muchos como usted... que recorren las calles... ¡Escuche! protestó Krilov . Todo eso me tiene sin cuidado. Sólo vengo...

El dueño protestó: ¿para qué este destrozo inútil?... Experimentaba una tortura insufrible al ver las botas enormes manchando de barro las alfombras, al oir el choque de culatas y mochilas contra los muebles frágiles, de los que caían objetos. ¡Pobre mansión histórica!... El oficial le miró con extrañeza, asombrado de que protestase por tan fútiles motivos.

Varias veces se llevó la diestra á la parte trasera de su pantalón, tocando un bulto prolongado y metálico. Esperaba el anochecer para realizar cierta idea que se le había fijado entre las dos cejas como un clavo doloroso. Mientras no la realizase no estaría tranquilo. La voz de los buenos consejos protestó: «No hagas locuras, Ferragut; no busques al enemigo, no lo provoques. Defiéndete nada más

Cuando le hubo tomado juramento y después de las preguntas de reglamento, el presidente le dijo con el tonillo agrio que le era característico: Ahora va usted a decir lo que sepa, pero mucho cuidado con los embrollos, porque la tengo a usted sobre ojo... El abogado defensor, que era un hombre corpulento con largas patillas blancas, protestó contra esta advertencia.

¿Qué voy a hacer en el Ministerio? protestó Jacinto, contrariadísimo. ¡Rascarte! y sobro todo, no me pongas los pies en la Bolsa, porque te mando a un pontón. Vos también, papá... se atrevió a insinuar el muchacho. Yo puedo hacerlo contestó el padre; pero ustedes, mequetrefes pelagatos... ¡qué audacia! he aquí la época...