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En el jardín, Diana volvió a dar bromas a Huberto sobre su deserción: Alicia de Blandieres le haría pagar caro semejante proceder. La señorita de Gardanne preveía complacientemente todo el trabajo que tendría en hacerse perdonar por su amiga cuando Huberto la encontrase en sociedad.

Por otra parte, una vez alcanzada preveía los sinsabores que consigo arrastra, sentíase débil para sufrir las objeciones de la crítica como ya lo había experimentado, comprendía que en cuanto se levantase un poco tendría contra a todos sus camaradas de café y de saloncillo y se sentía intimidado.

Conforme iba Paco Ramírez hacia dicha vivienda, aunque muy apresuradamente, se ofrecían a su imaginación con mayor viveza todas las dificultades de la entrevista que debía tener. En la carta de don Braulio recordaba los párrafos más siniestros y ominosos, y preveía alguna desgracia. Hasta una contradicción que había notado en la carta le daba entonces mucho que sospechar.

Pero ya lo era... No había sido sin reñir violentos interiores combates que el marqués se hubiese abandonado a la pasión secreta que la señorita de Sardonne le inspirara; desde el primer día, deslumbrado por su resplandeciente hermosura, interesado por un inmerecido infortunio, púsose con prudencia en guardia contra un sentimiento cuyos peligros preveía; pero su indispensable asiduidad hacia su tía, poniendo casi diariamente a Beatriz ante su vista, habían concluído por derrotar tan sesudos propósitos.

Pondré, no obstante, en este lugar, como única excepción e incluyéndola en el texto, la nota del señor deán, sobre la rápida transformación de D. Luis de místico en no místico. Es curiosa la nota, y derrama mucha luz sobre todo. Esta mudanza de mi sobrino dice , no me ha dado chasco. Yo la preveía desde que me escribió las primeras cartas. Luisito me alucinó al principio.

Estas son las palabras que yo esperaba, que yo preveía, exclamo con fuego Cristián. ¿No lo has dicho todo ante los jueces? ¿Has temido comprometer á quién? ¡Acaso á los mismos que te perdían! Pero vamos al fin á comprenderlo todo y á descifrar este enigma... Esperemos á Marenval, que tiene derecho á saber lo mismo que nosotros.

Preveía que el viaje iba a ser largo, aunque se guardaba de manifestar esta opinión. Al fin quedó arreglado el equipaje. Entonces permanecieron turbados uno frente a otro sin saber qué decirse, afectando serenidad, insistiendo una y otra vez en tono indiferente sobre pormenores ya resueltos. La emoción que les embargaba advertíase en el timbre velado de la voz, en el leve temblor de las manos.

En el momento presente de nuestra historia prevalecía en doña Inés el empeño de empujar a Juanita hacía el monjío. Preveía para ella peligros inminentes y ansiaba salvarla, aun a costa de privarse de su agradable presencia y de su dulce trato. Se comprenderá qué clase de peligros temía la señora de Roldan si echamos una ligera ojeada retrospectiva y ponemos al lector en antecedentes.

Según los decretos de los sabios y magos que lo ligaron a la vigilante custodia de tanta riqueza por las fórmulas y figuras nigrománticas de las ciencias ocultas, preveía que estando en continuo acecho pudiera ofrecerse ocasión oportuna y valedera para volver a poseer la inestimable joya del collar.

Aunque eran pocos los mosquetes, que podían dirigirse para dentro del parque, por donde no se preveía ataque alguno, y aunque estaban manejados por mosqueteros torpes, sin conocimiento práctico de aquellas armas, todavía hicieron algunos disparos sobre los guerreros de Morsamor, causándole cerca de treinta bajas entre muertos y heridos.