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Actualizado: 11 de octubre de 2025
El toro bravo fue para ella una fiera bonachona y noble, venida al mundo sin más objeto que enriquecer y dar fama a sus matadores. Jamás asistía a una corrida de toros. Desde la tarde en que vio en su primera novillada al que había de ser su marido, no volvió a la plaza. Sentíase sin valor para presenciar una corrida, aunque en ella no trabajase Gallardo.
Me aproximé después que el tren hubo partido, á uno de los que acababan de subir al convoy, y á mis preguntas me relató lo ocurrido en los términos siguientes: A la 1 y 20 de esta tarde se encontraban todos los tranquilos habitantes de este pequeño pueblo ocupados en sus habituales tareas, cuando se oyeron gritos por la parte llamada "El Palmar". Nadie al principio creyó lo que momentos después habían de presenciar.
No seas bárbaro, Primitivo murmuró el marqués entre placentero y grave. ¡Por Dios y por la Virgen! imploró Julián . ¡Van a matar a esa criatura! Hombre, no se empeñe en emborrachar al niño: es un pecado, un pecado tan grande como otro cualquiera. ¡No se pueden presenciar ciertas cosas!
Hace cosa de tres o cuatro años tuve la infame curiosidad de ir al Campo de Guardias a presenciar la ejecución de dos reos. El afán de verlo todo y vivirlo todo, como dicen los krausistas, me arrastró hacia aquel sitio, venciendo una repugnancia que parecía invencible, y los serios escrúpulos de la conciencia. Por aquel tiempo pensaba dedicarme a la novela realista. Eran las siete de la mañana.
Los únicos accidentes domésticos que tuve ocasión de presenciar fueron propios de la estación, que turbaban la simetría de las costumbres; como, por ejemplo, un día de lluvia que modificaba las disposiciones adoptadas contando con el buen tiempo. En días tales, Domingo subía a su despacho.
Vi su masa negra apartarse lentamente de la orilla, oí el ruido estridente de las cadenas, algunas voces lejanas. Luego su quilla rompió, silenciosa, el acerado espejo del río, y no tardé en perderle de vista a lo lejos, al penetrar en el espeso montón de sombras que los bosques de naranjos dejaban caer sobre el agua. Placíame, por las tardes, ir a aquel sitio a presenciar la puesta de sol.
Sigue el diario con una extensa reseña de París, sus museos y edificios más notables, expresando deseos de presenciar alguna diversión pública, de lo que se abstiene por escrúpulos de conciencia.
Para el «rudo agricultor» que ha concentrado su amor en la siembra que germina bajo la tierra y en la verde mata acariciada por el sol, la inundación, tan hermosa é imponente á los ojos del artista, es el más terrible espectáculo que puede presenciar.
Al verle avanzar por el campo de la ejecución con paso vacilante á causa de su obesidad, una risotada salvaje cortó el trágico silencio. Los grupos de soldados sin armas que habían acudido á presenciar el suplicio saludaron con carcajadas al anciano. «¡A muerte el cura!...» El fanatismo de las guerras religiosas vibraba en su burla.
Sentía Febrer en esta nueva existencia el deleite del que ocupa sitio cómodo para presenciar un espectáculo interesante. Aquellos campesinos y pescadores, belicosos nietos de corsarios, eran para él agradables compañeros de existencia.
Palabra del Dia
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