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Igualmente me han hecho vacilar el respeto y el afecto que profeso aún á la nación anglo-americana, á pesar de las injurias de que sus representantes nos han colmado, porque yo no quisiera por ningún estilo, al devolver á dichos representantes agravio por agravio, que alguien imaginase que yo trataba de ofender á su nación aunque por ser nosotros calumniados y engañada ella por vulgares prejuicios que han difundido y difunden rastreros escritores, estuviésemos empeñados en una lucha que no tiene razón de ser.

Tenía por el campo una pasión tan sincera, aunque contenida en la forma, que le llenaba de voluntarias ilusiones y le impulsaba a perdonar muchas cosas a los aldeanos aunque les reconociera ignorantes y cargados de defectos y aun de vicios. Vivía en perenne contacto con ellos, pero no compartía ni sus costumbres, ni sus gustos ni uno solo de sus prejuicios.

Educado en los prejuicios de la riqueza rural, creía que una persona decente no podía oponerse a la unión con una hembra fea y arisca, siempre que tuviese fortuna. El suegro y la nuera se entendían perfectamente.

Magdalena, cuándo saldré de este pueblo, de este medio y de estos inconvenientes... ¡Qué sueño! Qué ida la de apurarte de ese modo dije descontenta. Se está muy bien aquí... , habla por ti, tranquila y dulce Magdalena; yo me ahogo en medio de las ideas antidiluvianas que nos rodean. Me horrorizo ante estas cadenas de prejuicios... Todo esto me irrita, y acabará por volverme mala.

Cuando, despreciando sus antiguos prejuicios, intentaba aproximarse a una mujer, esta mujer replegábase misteriosa y asustada de tal aproximación. Era una obra de loco la suya: la conjunción del gallo y la gaviota soñada por un fraile extravagante y que tanto hacía reír a los payeses.

Y ahora pueden venir a estrellarse alrededor de mi retiro, como al pie de una roca inquebrantable, todas las tempestades del mundo, y desvanecerse, sin llegar hasta mi corazón, los murmullos insensatos del odio y de las prevenciones. ¡Cuánta piedad me inspiran esos desgraciados atormentados por la necesidad de vivir en contacto con todo lo que les rodea, que marchan apresurados en medio de la multitud, apartando penosamente lo que se opone a su paso, empujando a los débiles o pisoteándolos, y siempre dispuestos a sacrificar víctimas humanas a sus prejuicios, como los bárbaros a sus dioses!

La llamada campaña de Oriente ha servido, entre otras cosas, para destruir muchos prejuicios y disipar numerosas tradiciones de "la Cuba que se fué", y casi casi nos atrevemos á decir "la Cuba que hizo bien en irse".

El viejo parecía deplorar la desaparición de la buena época pasada, porque era uno de esos hombres que son conocidos como «de la vieja escuela», lleno de estrechos prejuicios contra toda nueva idea, ya fuera de medicina, religión o política, y declaró que, cuando él era joven, los hombres eran hombres y sabían sostener lo suyo con éxito en competencia con el extranjero, ya fuese en la paz del comercio o en el choque de las armas.

Quería dar mi nombre, mis millones, y la mitad de mi lecho de oro a una señora de la familia de Ti-Chin-Fú, y no me lo permiten los prejuicios sociales de una raza bárbara. Pretendo, con el botón de cristal del Mandarín, reconstituir los destinos de China, traerle nuevas prosperidades, y me lo veda la ley imperial.

Se reprendía, echándose en cara su afán de chocar con los prejuicios del pasado. ¿Qué iba a conseguir cambiando el pensamiento de aquella pobre gente? ¿En qué podía pesar, para la emancipación de la humanidad, la conversión de aquellos hombres agarrados como moluscos a las piedras del pasado...?