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Actualizado: 5 de septiembre de 2024
No, te he hecho venir tan temprano porque durante el día no estamos nunca solos y quiero hablarte... Siéntate... Principiaré por decirte que no estoy descontenta de tu grande hombre... el pintor... un poco corto, un poco tímido... ¡pero en estos hombres de talento hay siempre un encanto!... Y ahora hablemos de cosas serias... ¿Qué... piensas de matrimonio?... Vamos, ¿qué te han parecido mis niñas?
Bien, hija; si ya te he dicho que no voy. Es que lo dices así, en un tonillo de manso cordero..., como si fuese una tontada mía... No, querida, no. Lo hago con mucho gusto, puesto que tú me lo ordenas... No, yo no te lo ordeno.. Si quieres, vas, y si no, te quedas. Imagino que, en el fondo, de quien estaba descontenta era de sí misma.
Francisca no es seria exclamó Celestina, que iba a arreglar el fuego de la chimenea, y aprovechó la oportunidad para mezclarse en la conversación. ¿Tú qué sabes? dije descontenta. Sé lo que sé respondió Celestina con la dignidad de los grandes días. Una señorita que no habla más que de casarse, no es una señorita seria... Cállese usted, Celestina replicó la abuela.
Su antigua amada, descontenta de la mudanza de su amante, ha entrado en una banda de ladrones, y cerca de aquél prosigue su vida licenciosa.
Mujeres hay que han estado en Sevilla o en Madrid, que han ido a Málaga y han visto la mar; y mujeres hay que jamás salieron de su pequeña villa, y se forman de Madrid idea tan confusa como las que yo me formo de las ciudades que puede haber en otro planeta. Casi ninguna está descontenta de su suerte. La buena pasta es muy común.
Nosotros, con gente en gran parte menos diestra, con armamento imperfecto y mandados por un jefe que descontenta a todos, podríamos, sin embargo, hacer la guerra a la defensiva dentro de la bahía.
Si este caso se pusiera entre un galán y una dama, pudiérase llevar, pero entre marido y mujer, algo tiene del imposible; y, en lo que toca al modo de contarle, no me descontenta. Capítulo XXXVI. Que trata de la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto, con otros raros sucesos que en la venta le sucedieron
Que la insistencia de una parte descontenta del pueblo no debia esponernos á consecuencias de tanto bulto, y era necesario contenerla por medio de la fuerza: pero que, estando esta á cargo de los Comandantes de los cuerpos, era tambien preciso esplorar nuevamente su ánimo, no obstante que el dia de ayer se comprometieron á sostener la resolucion y la autoridad de donde dimanaba.
Como en nuestra moderna edad, tan pronto demasiado enfatuada como descontenta de sí misma, se ha convenido en que sólo lo antiguo es bueno, Miquis, que hacía el papel de artista magistralmente, empezó a manifestar esa admiración lela de viajero entusiasta, y a lanzar exclamaciones, y a torcerse el pescuezo para mirar el techo, quedándose una buena pieza de tiempo con la boca abierta.
Magdalena, cuándo saldré de este pueblo, de este medio y de estos inconvenientes... ¡Qué sueño! Qué ida la de apurarte de ese modo dije descontenta. Se está muy bien aquí... Sí, habla por ti, tranquila y dulce Magdalena; yo me ahogo en medio de las ideas antidiluvianas que nos rodean. Me horrorizo ante estas cadenas de prejuicios... Todo esto me irrita, y acabará por volverme mala.
Palabra del Dia
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