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Actualizado: 19 de junio de 2025
La prueba de su riqueza era el espléndido regalo que enviara últimamente a su novia... La bombonera que mencionó don Mariano Vázquez se había convertido, para aquellas imaginaciones meridionales, en un cofre artístico lleno de piedras preciosas; perlas, diamantes, rubíes, zafiros... ¿Quién podía hacer semejantes obsequios en el Tandil?... ¡Esas mujeres! ¡Bien las conocería Mefistófeles cuando aconsejó a Fausto que regalara aquellas magníficas joyas a la pequeña y modesta Margarita!
Ora llaman la atencion las preciosas joyas, los encajes, los primorosos abanicos, las esculturas en yeso y madera, las hermosas bandas, las caprichosas polainas, las mantas, capas y chaquetas ó chaquetones de uso popular, los jaeces raros, los pellones de monturas, los bellos tapices y las alpargatas de todas formas; ora se interesa uno en observar las armas de fabricacion indígena, desde la navaja casi microscópica hasta el gran puñal morisco, el sable de estilo toledano y la fabulosa y temible navaja de tres cuartas de longitud que asusta por ámbas extremidades.
Pero, por otro lado, yo no puedo menos de felicitar a un hombre que, en medio del tráfago bilbaíno, se encuentra de pronto este tesoro de un idioma perdido durante tantos siglos. Me explico que se coleccionen las palabras de vascuence con un espíritu de numismático, como pudieran coleccionarse raras, preciosas e interesantísimas monedas antiguas.
La nueva Marsella, vasta, regular y magnífica, se extiende hácia el sur, hasta tocar con las encantadoras alamedas del Prado, orilladas por preciosas quíntas-palacios á estilo de las villas italianas, donde el mármol y las flores revelan todas las gracias del arte; y luego, hácia el oriente, hasta trepar sobre las colinas escalonadas y terminar al pié de la que sirve de asiento al bellísimo jardin botánico-zoológico de aclimatacion, que es uno de los tesoros de Marsella.
Hizo una mueca de desprecio y añadió: ¿Pretende usted que vaya á rogar á esos dos señores que no arriesguen sus preciosas vidas, para que después cada uno de ellos me exija algo á cambio de su obediencia?... Además, si intervengo en ese asunto, los dos van á creer, cada uno por su parte, que me inspiran gran interés, y ninguno de los dos me importa nada... Si se tratase de otro hombre, tal vez accedería á su ruego.
La puerta principal tenia doscientos y veinte piés de alto, y ciento de ancho, y no es dable decir de qué materia era; mas bien se echa de ver quan portentosas ventajas sacaria á los pedruscos y la arena que llamamos nosotros oro y piedras preciosas.
Al dia siguiente, sentada la reyna baxo un dosel guarnecido de piedras preciosas, y llenos los anfiteatros de todas las damas y de gente de todos estados de Babilonia, se dexáron ver en el circo los mantenedores. Puso cada uno su mote á los piés del sumo mago: sorteáronse, y el de Zadig fué el postrero.
Crúzase, por ventura, con la hermana Lucidia, y le dice, al paso, sin detenerse: Grandes nuevas han llegado. Nos uniremos en himeneo, ángel consolador. Nuestro tálamo estará labrado en sándalo; digo, ¡qué impropiedad!, en otras maderas preciosas y adornado con gemas orientales. Ya está Apolonio en la fuente de los laureles, llenando con agua apócrifa la botella de agua de Vichy.
9 Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, y gran copia de especiería, y piedras preciosas; nunca hubo tal especiería como la que dio la reina de Sabá al rey Salomón. 10 También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el oro de Ofir, trajeron madera de brasil, y piedras preciosas.
Pero ¿de que servían los rudimentos de esta ciencia madre a las preciosas Josefa y Rosita, si no les cabía en la cabeza que ellas careciesen de cosas que la hija del duque de Tal poseía en abundancia?
Palabra del Dia
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