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Actualizado: 28 de junio de 2025
Ora llaman la atencion las preciosas joyas, los encajes, los primorosos abanicos, las esculturas en yeso y madera, las hermosas bandas, las caprichosas polainas, las mantas, capas y chaquetas ó chaquetones de uso popular, los jaeces raros, los pellones de monturas, los bellos tapices y las alpargatas de todas formas; ora se interesa uno en observar las armas de fabricacion indígena, desde la navaja casi microscópica hasta el gran puñal morisco, el sable de estilo toledano y la fabulosa y temible navaja de tres cuartas de longitud que asusta por ámbas extremidades.
Había piernas blancas desnudas asomándose a las ventanas de un pantalón que a pedazos se caía; había zancas negras, esbeltas cinturas ceñidas por sucia cuerda o por tirajo informe; chaquetones que fueron de abuelos, y calzones que fueron mangas; blusas que aún se acordaban de haber sido chalecos; gorras peludas que fueron, ¡ay!, manguito de elegantes damas.
Al lado de las casacas blancas con solapa negra, carmesí o azul, que vestían la mayor parte de los regimientos de línea; al lado de las levitas azules con bandolera que vestían valones y suizos, veíamos los chaquetones de paño pardo con que se cubría la gente colecticia.
La calle ocupábanla ahora los vehículos de la busca, sórdidos, sucios, negros algunos de ellos como ataúdes, con toldos fabricados de viejos manteles de hule. Por las aceras pasaban y pasaban los grupos de trabajadores, con blusas blancas y el saquillo del almuerzo pendiente de un botón, o con chaquetones pardos y la boina calada hasta los ojos.
Gabriel vio a su sobrino el Tato vestido con ropón de escarlata, como un noble florentino, dando golpes en las losas con la vara para asustar a los perros. Discutía con un grupo de pastores de la sierra: hombres negruzcos y retorcidos como sarmientos, con chaquetones pardos y abarcas y polainas; hembras con pañuelos rojos y faldas mugrientas y remendadas que pasaban de generación a generación.
Fermín iba de un lado a otro sin encontrar obstáculos. Su exterior era de señorito, y la fuerza armada sólo daba caza a las mantas, a los sombreros de campo, a los chaquetones rudos; a todos los que tenían aspecto de trabajadores.
Palabra del Dia
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