Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de junio de 2025
Yo vi que de la popa colgaba una braza de cuerda; salté de peña en peña y comencé a escalar el Stella Maris a pulso. Al asomarme por la borda, una bandada de pájaros y de gaviotas levantó el vuelo, y tal impresión me hicieron que por poco me caigo al mar. Algunas de aquellas furiosas aves me atacaban a picotazos y revoloteaban alrededor de mí lanzando gritos agudos.
Por este lado, pues, los asuntos de Simón y de Juana habían marchado viento en popa. No así los demás; es decir, aquellos que se relacionaban íntimamente con la vanidad de Juana, y las no más cortas, aunque más disimuladas, aspiraciones de Simón.
Apenas teníamos horizontes, y estos de un color plomizo muy pronunciado; el viento completamente huracanado traía su furia del Nordeste; las mares se precipitaban unas á otras en inmensas trombas, las cuales al romper rebasaban la obra muerta, siendo infructuosas las bombas que no se dejaban de la mano; la impetuosidad de los vientos arrancaba montañas de espuma que en menuda lluvia nos azotaba; cerrando tan angustioso cuadro mares encontradas que hacían retemblar á la pobre María Rosario, que unas veces hundía en el abismo la perilla del bauprés, para luego verla levantarse trabajosamente y rozar con la espuma las batallolas de popa.
Aparte del farol de popa no había más luz en la nave que la del timonel puesta en la forma que el curioso Salazar apunta. «La luz y la aguja de esta ciudad se encierra de noche en la bitácora, que es una caja semejante á estas en que se suelen meter y encubrir los servicios de respeto que están en recámaras de señoras.»
Me alegro y me felicito dijo ensayando nuevo saludo; esto me prueba que marchamos viento en popa. ¡Y tanto! contestó Jacinto con petulancia.
A popa, el mar libre quedaba casi oculto detrás de unas islas peñascosas con faros en sus cumbres. Frente a la proa, la bahía enorme estaba enmascarada por el avance de pequeños cabos que parecían cerrar el paso.
Van-Stael, que iba delante de todos, había metido un pie en agua. ¡Luz! dijo. Lu-Hang, que iba el último, subió a cubierta, entró en la cámara de popa y volvió con una linterna encendida. ¡La bodega está inundada! exclamaron Hans y Cornelio, poniéndose pálidos.
Eran franceses en su mayor parte que venían de la Indo China. En la proa y la popa estaban alojadas cuatro compañías de tiradores asiáticos, pequeños, amarillentos, con ojos oblicuos y una voz semejante al maullar de los gatos. Iban á la guerra.
En días de tormenta, cuando las olas barrían la cubierta de proa ó popa y los marineros avanzaban recelosos, temiendo que se los llevase un golpe de mar, Caragòl sacaba la cabeza por la puerta de la cocina, despreciando un peligro que no podía ver.
Al fin, el capitán acabó por reírse de las recomendaciones de Freya. «¡Mentiras suyas!... Invenciones para interesarme y que la lleve conmigo. ¡Ah, embustera!» Una mañana, al pisar la cubierta de su vapor, Tòni se acercó á él con aire misterioso. Su rostro tenía una, palidez de ceniza. Cuando estuvieron en el salón de popa, el segundo habló en voz baja, mirando en torno de él.
Palabra del Dia
Otros Mirando