Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 15 de mayo de 2025


Siguió su camino y al fin entró en Estella. Aunque eran las doce de un hermoso día cuando pisó la plaza Mayor, antojósele que las próximas alturas arrojaban sombra muy lúgubre sobre la ciudad y que esta se ahogaba en su cinturón de montañas.

En lo alto de la escalera, en el descanso del primer piso, doña Paula, con una palmatoria en una mano y el cordel de la puerta de la calle en la otra, veía silenciosa, inmóvil, a su hijo subir lentamente con la cabeza inclinada, oculto el rostro por el sombrero de anchas alas. Le había abierto ella misma, sin preguntar quién era, segura de que tenía que ser él. Ni una palabra al verle.

Y hay más: durante los fríos del invierno, la familia, para tener más calor, se va del piso bajo y baja á la cueva, que al propio tiempo sirve de cuadra. En un lado están los animales tumbados en la paja sucia, y en el otro yacen hombres y mujeres entre sábanas nada limpias.

Cedió en seguida la mayordoma: la ropa blanca era su dulce manía. Subieron al piso alto, amontonaron la ropa sucia en una gran cesta, pero antes de colocarla sobre la cabeza de la doncellita, D.ª Robustiana tuvo la condescendencia, para ella siempre sabrosa, de mostrarle una vez más los armarios de la ropa.

Muy tarde era cuando Roger pudo retirarse á descansar, no sin dejar antes cómodamente instalado al barón en la habitación que le había sido destinada. La suya, situada en el piso segundo de la feudal morada, contenía un pequeño lecho para él y tendidos en el suelo dos colchones en los que al entrar Roger dormían y roncaban Simón y Tristán.

Las del último piso se llamaban desvanes, y las inferiores inmediatas aposentos; nombre, en verdad, genérico, que á veces se aplicó también á las primeras.

Y toda esa revolución continuó Maltrana la han hecho y la siguen haciendo los apóstoles misteriosos de mi dios; esos magos que se ocultan en un despacho austero de la City de Londres, en un piso vigésimo de Nueva York o en cualquier avenida elegante de París o Berlín. ¡El dinero! exclamó Ojeda con despectiva expresión . El dinero no es más que un medio, y ha existido siempre.

Fué á gritar avisando su presencia, pero se contuvo, sintiendo un deseo que le hizo sonreir. ¡Si la sorprendiese en aquel piso superior, única parte de la casa que habitaba ella ahora! No dudó más... ¡Arriba! En el primer rellano vió varias puertas, pero una sola estaba sin cerrar y por ella salían los ecos de la canción y los golpes.

Pues deseamos ver ese chal y saber su precio. Uno de los lacayos tiró inmediatamente de una campanilla, y nos rogó que pasáramos á otro piso. Subimos dos rellanos de una escalera elegantemente alfombrada, y ya vimos en el piso principal á un caballero que nos esperaba.

Llegamos al piso segundo, en cuyo rellano nos aguardaba un tercero en discordia, y cerca del umbral de la puerta una señora de mediana edad, vestida con sencillez y gusto. Nos explicamos en pocas palabras, entramos en un elegantísimo salon, y antes de tres segundos, teniamos delante un chal como el que habiamos visto en el escaparate.

Palabra del Dia

cambios

Otros Mirando