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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Alejémonos de este río, y vamos a escondernos en la selva. La prudencia les aconsejaba partir; pues nada extraño hubiera sido que volvieran por allí los piratas o sus contrarios, que quizás tuvieran no lejos de aquellos lugares sus moradas. Cargaron con la tortuga, de la cual de ninguna manera querían deshacerse, y se pusieron en marcha a través del bosque, dirigiéndose hacia el Oeste.
Cuando tropezaban con el carabinero solitario que contempla el mar apoyado en su fusil, el médico le ofrecía un cigarro ó le daba consejos si estaba enfermo. ¡Pobres hombres! ¡Tan mal pagados!... Pero sus simpatías iban á los otros, á los enemigos de la ley. El era hijo de su mar, y en el Mediterráneo, héroes y nautas todos habían tenido algo de piratas ó de contrabandistas.
Arnoldo, hijo mío, tú el primero y á ver si te luces. ¿Ves el canalla aquel con la gorra roja? Pues á ensartarlo, antes de que disparen. Los tres arqueros nombrados, fija la mirada en la proa del barco enemigo, tendían lentamente la cuerda de sus enormes arcos, sin cuidarse ya de si los veían ó no los piratas.
Van-Stael se había vuelto de pronto hacia el sitio que en el bosque ocupaban los piratas, poniéndose pálido. ¿Qué has visto, tío? preguntaron con ansiedad Hans y Cornelio, montando los fusiles. He visto brillar una llama en las tinieblas. ¿Dónde? preguntaron todos. Hacia el bosque. ¿Tratarán los piratas de incendiarnos la casa? preguntó Van-Horn. Me lo temo respondió el Capitán.
Había sido esto cuando el Grau no era mas que un grupo de chozas lejos de las murallas de Valencia y amenazado por los desembarcos de los piratas moros. Durante muchos años, Caragòl había sacado en hombros y descalzo la sagrada escalera el día de la fiesta.
Peralta en su Lima fundada, y el conde de la Granja, en su poema de Santa Rosa, traen detalles sobre esos luctuosos días. El sentimiento cristiano atribuye la retirada de los piratas a milagro que realizó la virgen limeña, que murió dos años después, el 24 de agosto de 1617.
La noche pasó sin novedad, y a la salida del sol tampoco cambiaron las cosas. Oíase hablar entre sí a los piratas, pero sin salir de la espesura donde estaban ocultos. Esto va tomando muy mal cariz dijo Van-Horn. Si la cosa sigue, no sé cómo vamos a componérnosla sin una gota de agua.
La puerta estaba al nivel de las ventanas superiores; así los antiguos guardianes podían evitar una sorpresa de los piratas, valiéndose para sus entradas y salidas de una escala, que retiraban al interior en cuanto llegaba la noche. Jaime había hecho fabricar una ruda escalera de madera para llegar a su habitación, pero no la retiraba nunca.
En esto se presentaron inesperadamente unos piratas españoles, mandados por un tal Bernardino Talavera, audaz facineroso. Montaban en un buque que habían robado a un mercader genovés y se ofrecían para vender víveres a los sitiados. Ojeda, convaleciente de su herida, se embarcó con ellos para solicitar auxilios del gobernador de Santo Domingo.
Sorprendida su embarcación en alta mar por los piratas berberiscos, se acrecentaron sus sufrimientos bajo el yugo bárbaro de su nuevo amo; pero llegados á un puertecillo africano, el indomable barón halló modo de matar al capitán pirata en la barca que á tierra los conducía y arrojándose después al agua seguido de Simón ganaron á nado la tierra y tras mil penalidades lograron embarcarse en la galera que acababa de llevarlos á Inglaterra, no sin rico botín arrebatado con astucia á sus crueles enemigos.
Palabra del Dia
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