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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Naturalmente; porque sólo tienen arcos y cerbatanas. Con fusiles, estos piratas pueden llegar a ser verdaderamente invencibles para los naturales de la costa. Pues si quieren subir hasta aquí, ya tienen que hacer. No lo creas dijo Horn . Con romper los horcones que sostienen la casa nos harán venir al suelo.

La escuadra española le salió al encuentro el 22 de julio de 1615, y después de cinco horas de reñido y feroz combate frente a Cerro Azul o Cañete, se incendió la capitana, se fueron a pique varias naves, y los piratas vencedores pasaron a cuchillo a los prisioneros.

Para que pudiesen llevar á cabo lo que habían determinado, la casualidad les deparó que hubiera en el puerto un buque, una de esas embarcaciones de dudoso carácter, cosa muy común en aquellos tiempos, que sin ser realmente piratas, recorrían sin embargo los mares con muy poco respeto á las leyes de propiedad.

Los Febrer habían peleado o ajustado alianzas con corsarios turcos, griegos y argelinos, habían escoltado sus flotas por los mares del Norte para hacer frente a los piratas ingleses, y hasta una vez, a la entrada del Bosforo, sus galeras habían abordado a las de Genova, que monopolizaban el comercio de Bizancio.

¡Después de los cocodrilos los piratas! exclamó Cornelio . ¡Qué dichoso país y qué hermosa noche! ¡Callad! dijo el Capitán. Se inclinó hacia el agua y escuchó. dijo, después de algunos instantes . Deben de ser los piratas que vienen río arriba. He oído el batir de muchos remos. ¿Suben con las piraguas?

Las dos grandes galeras cargadas de piratas han saqueado ya las vecinas poblaciones de Veymouz y Porland y ayer incendiaron á Coves. Muy pronto nos tocará el turno. Pero es el caso, observó el señor de Morel poniendo su caballo en dirección de las puertas de la ciudad, que el príncipe real nos espera en Burdeos y por nada en el mundo quisiera verle en camino dejándome rezagado.

Nadie cantaba esta canción como Yurrumendi; al oírla, yo me figuraba una tripulación de piratas al abordaje, trepando por las escalas de un barco, con el cuchillo entre los dientes. Para Zelayeta y para , los relatos de Yurrumendi fueron una revelación.

Los piratas tienen que venir de la parte del mar. Es verdad; pero pueden haber desembarcado, para caer de espaldas y de frente sobre nosotros. Van-Horn no respondió; pero movió la cabeza con aire de duda. ¿Qué hacemos? dijo Cornelio después de algunos instantes de silencio. Por ahora, vigilar las aguas.

En ellos se inspiraba, sin duda, mi tía para sus narraciones. La tía Úrsula solía contar la cosa más insignificante con una solemnidad tal, que me maravillaba. Ella me llenó la cabeza de naufragios, islas desiertas y barcos piratas. Sabia más que la generalidad de las mujeres, y, sobre todo, que las mujeres del país.

Al siguiente día los náufragos del junco dejaban la aldea de Uri-Utanate, y descendían la corriente del río Durga en una de las mayores y mejor provistas embarcaciones de aquellos naturales. El hijo del jefe y doce de los más hábiles marinos indígenas les acompañaban para defenderlos de los piratas de la costa y guiarlos hasta las islas Arrú.

Palabra del Dia

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