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Actualizado: 15 de julio de 2025


Sólo su padre le asistía. Ninguno de la familia podía verle. Iba la Nela a preguntar por el enfermo cuatro o cinco veces; pero no pasaba de la portalada, aguardando allí hasta que salieran el Sr. D. Manuel, su hija o cualquiera otra persona de la casa. La señorita, después de darle prolijas noticias y de pintar la ansiedad en que estaba toda la familia, solía pasear un poco con ella.

¿Cómo pintar tu rubia cabellera Que en ondas de oro baja de tu frente, Sin las hebras de luz del sol ardiente Cuando espléndido brilla en alta esfera? Sin el sereno azul del firmamento ¿Cómo pintar de tu ojo la dulzura, Y esa mirada cariñosa y pura Que hace olvidar al hombre su tormento?

Así, en la comedia Sin honra no hay amistad, para pintar las tinieblas de la noche, dice: Está hecho un Góngora el cielo Más obscuro que su verso, leyéndose también dos sonetos en el primer acto de El desdén vengado, escritos indudablemente para parodiar el estilo culterano.

Era, como casi todas las rectorales de aldea, pobre de aspecto, rodeada de huertas extensas y feraces, y tenía en la fachada principal un largo balcón de madera sin pintar, guarnecido todo él por una parra cuyos pámpanos estaban ya marchitos. La puerta, ennegrecida por el tiempo, no tenía llamador. Se vió precisado á dar dos golpes sobre ella con la palma de la mano.

Su industria se limitaba á poca cosa. Sabian teger y pintar, pero su mayor habilidad consistia en la fabricacion de armas: sus flechas tenian en la punta un hueso muy agudo, y estaban adornadas con mil labores curiosas.

Y nada diré de tu voz; nuestro coro pierde contigo el mejor de sus cantores. Sonrióse complacido el doncel y dijo: Á la paciencia del buen hermano Jerónimo debo también el oficio de grabador, que he aprendido pasablemente y llevo hechos muchos trabajos en madera, marfil, bronce y plata. Con Fray Gregorio he aprendido á pintar sobre pergamino, metal y vidrio.

Esos se aburren, pero no padecen como nosotras, que vivimos en continuo martirio, destinadas á servir de juguete á los hombres chicos. No podré pintar á usted, señor de Bismarck, lo que se sufre cuando uno nos tira del brazo derecho, otro del izquierdo; cuando éste nos rompe la cabeza y aquél nos descuartiza, ó nos pone de remojo, ó nos abre en canal para ver lo que tenemos dentro del cuerpo.

Navaja en mano es tremendo, y ya que no quiera por piedad abrir a nadie una gatera en el vientre, lo que es para pintar un jabeque en la cara al propio lucero del alba, no tiene el menor escrúpulo si se enoja.

Considero absurda la importancia que hoy se da á los que manejan bien los accesorios, lo mismo en las artes plásticas que en la poesía. Pintar bien el fondo de un cuadro, los muebles, los cortinajes no es ser un pintor en la acepción más completa que nuestra imaginación da á la palabra.

Siempre interpretó Velázquez maravillosamente el mundo de lo real, hasta en lo más intangible y sutil, pues que dio la ilusión del aire que respiramos, pero donde acertó a pintar la vida con mayor potencia de expresión, fue en las cabezas de aquel rebaño de hombres frustrados, no hechos seguramente a semejanza de Dios, que dan ganas de llorar después de haber hecho reír.

Palabra del Dia

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