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Actualizado: 29 de junio de 2025


Debiera usted morirse de vergüenza. Señora, yo no de qué habla usted dijo Clara, perdiendo por completo la serenidad. ¡Insolente! Y aún se atreve á disimular, después de tanta desvergüenza. ¿Cree usted que está tratando con personas como usted? ¡Miren la necia! tan necia como perversa. Ahora mismo va usted á salir de esta casa.

Bajo la impresión de estas ideas fue que recibió al marqués cuando fue a casa de ella al otro día en la hora que la vizcondesa le había fijado. Pierrepont se presentó muy serio, y su hermoso rostro, aunque un poco alterado, no conservaba traza alguna de aquella perversa risa que se apoderara hacía tiempo de su semblante a guisa de mueca nerviosa.

¡De todos modos, D. Facundo!... , , te concedo que esa mujer obra mal; pero bien examinadas y bien pesadas todas las circunstancias, no es tan perversa, de seguro, como te imaginas. Miguel guardó silencio y se puso a meditar sobre las palabras de Hojeda, mientras caminaban emparejados hacia el centro de la villa.

Por cierto que hubieron de escribirla con una pluma perversa del mayordomo, porque el Marqués escribía una carta cada año. Cargaron las pistolas y se salieron a buscar sitio. Manuel dijo el Marqués viendo a un criado que estaba plantando cebollín en uno de los cuadros de la huerta. Retírate. El criado le miró sorprendido. Que te retires, hombre repitió con más severidad. Vete a otra parte.

Era tal la convicción de su influencia sobre esta alma virginal, que de este modo á él se confiaba, que el ministro sabía muy bien que le era dado marchitar todo este jardín de inocencia con una sola mirada perversa, ó hacerle florecer en virtudes con una sola buena palabra.

Ha hecho una gran vida, y ha sido presentado a varios Archiduques. María Teresa se sonrió. Entonces estará maravillado de aquel país. ¡Perversa! No, de veras, me alegro que Bertrán se haya divertido tan fácilmente; es de los que gozan con todas esas pequeñas satisfacciones de vanidad... ¡Cuánto los envidio! ¡Que puedas envidiar a alguien, por el momento, es algo que no se explica! ¿Por qué?

Todos los dias venian quejas á la corte contra el Itimadulet de Media, llamado Irax, gran potentado, que no era de perversa índole, pero que la vanidad y el deleyte le habian estragado. Raras veces permitia que le hablasen, y nunca que se atreviesen á contradecirle.

15 para que seáis irreprensibles e inocentes, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo; 16 reteniendo la Palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día del Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.

A esto había contestado Serafina con extraña sonrisa: «Pero si tu mujer vive a lo gran señora, despreocupada, y sabe lo que es el mundo...». Esta idea de la tolerancia perversa de su mujer sublevaba los sentimientos morales de Bonis; no admitía la hipótesis. «No; su mujer no podía despreciarle ni despreciarse hasta ese punto». En fin, no transigió.

Sin duda que el alma fervorosamente cristiana, cuando se dirige a Dios en sus rezos y hablas interiores, se pone muy humilde, se califica de indigna, de pecadora, de perversa, de todo lo malo y ruin que pueda imaginarse; pero de sobra se comprende que esto lo dice y lo confiesa el alma cuando se compara con un ideal supremo de perfección, de rectitud, de bondad y de hermosura, término altísimo de todas sus aspiraciones y blanco inasequible de sus miras y anhelos.

Palabra del Dia

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