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Actualizado: 17 de julio de 2025
A esto debiéronse no pocos escándalos y abusos, que sabido es que el Diablo no duerme, y así sucedía con frecuencia que el regreso de los penitentes por aquellos campos, alumbrados sólo por las hachas de cera, era á veces tumultuoso y poco edificante, por manera que Luzbel se complacía en tentar á la multitud que con tan piadoso fin recorría aquellos lugares.
Durante una hora fue aquello un interminable desfile de penitentes con capirotes, penitentes blancos, penitentes azules, penitentes grises, cofradías de mozas con velo, estandartes rojos con flores de oro, grandes imágenes, unas de madera desdoradas y conducidas en cuatro hombros, y otras de loza coloridas como ídolos con grandes ramos en la mano, capas de coro, incensarios, doseles de terciopelo verde, crucifijos rodeados de seda blanca; todo esto flameando al viento, entre la luz de los cirios y la del sol, en medio de salmos, de letanías y de las campanas, que no cesaban de tocar a rebato.
Empezó por hacerse excesivamente devota, y tal era su mojigatería, que abandonaba á su marido y su casa para pasarse todo el santo día entre monjas, padres graves, cofrades, penitentes, sin ocuparse más que de rosarios, escapularios, letanías, horas, antífona y cabildeos.
Luego, como que era recio de subir, le escogieron para sus penitencias los devotos, y es fama que por su falda pedregosa subían de rodillas en lo más fuerte del sol, los penitentes, contando el rosario.
Cuando hay una vacante de administrador de Correos en algún pueblito de la frontera o de Jujuy, de esos que ganan diez pesos, ¿sabés?..., la guarda, y empieza a hacer entrar a los penitentes. ¡Claro!... ¡Y los pobres no agarran!
Se celebran trisagios; se cantan rogativas; pasan por las calles largas procesiones de penitentes, Cristos lacios y sanguinosos, Vírgenes con espadas de plata; las campanas plañen por la mañana, a mediodía, por la noche; brillan misteriosas las luces en las naves sombrías; entran, salen, discurren por las calles devotas con mantillas negras, hombres con capas amplias, que se quejan, que sollozan, que hablan de angustias, que piensan en la muerte.
Esta vía sacra fué famosa en Sevilla por las multitudes que la recorrían durante los siglos XVI y XVII, y durante los viernes de Cuaresma, la Semana Santa y los días 3 de Mayo, 16 de Julio y 14 de Septiembre, en que se hacían fiestas á la Cruz, en todo el largo trayecto que media desde la puerta de la casa de Pilato al templete de la Cruz del Campo, y que es á algo más de 997 metros, se veían transitar procesiones, hermandades, penitentes y numeroso pueblo.
El aspecto de las montañas, el ruido de los torrentes, el silencio del monasterio, la religión grande y majestuosa, los religiosos humildes y penitentes, el tiempo despreciado, y la eternidad siempre presente, debían de hacer nacer bajo la pluma de los huéspedes que se sucedían en la augusta morada, altos pensamientos y delicadas expresiones.
Bastante os habéis azotado ya, padres míos, les dijo el arquero en buen francés al llegar junto á los penitentes. Largo es el reguero de vuestra sangre en el camino. ¿Por qué os maltratáis de esa manera? ¡C'est pour vos péchés, pour vos péchés! murmuraron ambos, fijando en los recienllegados sus tristes miradas.
Era preciso que este sentimiento fuese innato en mi, porque después de asistir a dos o tres reuniones conocía todos sus detalles, astucias y matices. Quisiera ser predicador, nada más que para predicar la coquetería a mi auditorio y rehusar la absolución a las penitentes sin talento para dedicarse a tan encantador pasatiempo.
Palabra del Dia
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