United States or Curaçao ? Vote for the TOP Country of the Week !


Dos ó tres ventanillas, completamente abiertas y martirizadas por los vendavales, pendían de un solo gozne, é iban á caer de un momento á otro, apenas soplase una ruda ventolera. Aquella ruina apenaba el ánimo, oprimía el corazón.

Entre ellos eran tenidos como peores los de un grupo procedente de Blefuscú, fácilmente reconocibles por sus luengas cabelleras y sus bigotes, que pendían con no menos abundancia por ambos lados de sus bocas. Oyendo á estos hombres era como los amigos de Ra-Ra habían sospechado que se tramaba algo contra el coloso.

Sus piernas se extendían cruzadas debajo de la mesa, y sus manos enguantadas pendían de los brazos del sillón con la misma elegancia que las piernas. Fernando dijo en voz alta el artista que le iba a afeitar llamando a uno de sus compañeros. ¿Qué quieres, Cosme? Este nombre hizo estremecer sin saber por qué a Pablito. Abrió los ojos y dirigió una larga y ávida mirada al peluquero. No le conocía.

Para esto se ofrecía á comunidades de frailes, cosas que el duque había resistido; á los ayuntamientos, arbitrios; á los labradores, tolerancia en el pago de los tributos; á las corporaciones de todo género, nuevos privilegios; á éste y al otro señor, amenazado por desafueros, hacer la vista gorda, como suele decirse, y á las audiencias, desestimar las numerosas quejas de injusticias, cohechos y violencias que pendían por ante el rey.

De las pilastras pendían, como banderas de victoria, los estandartes de las diversas peregrinaciones, y cubrían las paredes lápidas conmemorativas en vascuence y algunos cuadros horribles, inmortalizando la coronación de la Virgen.

De las viguetas del techo pendían baterías de cocina, y en las estanterías se alineaban piezas de tela, botes de conservas, ferretería, alpargatas, objetos de vidrio, pero todo tan viejo, tan oxidado, tan mugriento, que, lo mismo comestibles que objetos, parecían sacados de una excavación después de un entierro de siglos.

Entraron al dormitorio de Anastasio: una pieza cuadrada y blanqueada que tenía sobre una pared un rifle colgado y más abajo un trabuco mohoso; una cama bien tendida con colcha de damasco azul y blanco; una mesa con diversos tarritos y botellas de bebidas; tres gruesas sillas de pino y paja y una percha de la que pendían diversas piezas de vestir; en las paredes, manchadas por vinchucas, un almanaque conservando aún la hoja del 31 de diciembre, varias estampas religiosas y un grabado grande con el retrato del gobernador.

En un pabellón estaba la capilla, cerrada muchos años, con una espadaña de hierro en el tejado, de la cual pendían dos campanas cubiertas de herrumbre. El pabellón opuesto servía de habitación al conserje, y en una ventana de medio punto alineábanse macetas de flores bajo una cortina de tonos alegres que la brisa hacía ondear.

Sobre sus brazos, como una paloma blanca yerta de frío, trasladó al pobre Pascualet á la caja, á aquel altar levantado en medio de la barraca, ante el cual iba á pasar toda la huerta atraída por la curiosidad. Aún no estaba todo; faltaba lo mejor: la guirnalda, un bonete de flores blancas con colgantes que pendían sobre las orejas; un adorno de salvaje, igual á los de los indios de teatro.

De todas las narices la parte más visible de estos fantasmas doloridos pendían gotas que iban a caer sobre los pliegues del paño burdo. Un hombre hablaba con bondadosa autoridad, exigiendo calma, en medio del estrépito de las voces femeniles que rugían broncas de pena y de los suspiros masculinos atiplados por el dolor.