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Actualizado: 20 de octubre de 2025


Saludó sin detener el paso, con una reverencia que juzgaba graciosa, «la reverencia de peluca blanca y tacones rojos», según el la titulaba, y vio por un instante unos ojos irónicos y una boca bermeja que contestaban a su saludo. Otro que fuese inmodesto siguió murmurando Maltrana llegaría a tener sus pretensiones sobre esta señora.

Sobre todo las mujeres. ¡Pobres actrices!... Uno tras otro van apareciendo el traje con que representaron La niña boba, las tocas monjiles de «Doña Inés», la rubia peluca de «María Antonieta», la falda corta y las medias blancas de «la Dolores...»; y cada objeto despierta en ellas los recuerdos, punzadores como espinas, de cien noches triunfales.

Claro es que está uno más a salvo si lleva melenas de que le tomen por espía; pero ¿qué culpa tengo yo de que se me caiga el pelo? O ¿acaso hay, que llevar peluca... como un espía de verdadEncendió un cigarrillo y lo tiró en seguida; no tenía ganas de fumar. «Lo más sencillo sería entrar en su casa y decirles: Señores, ha sido una broma. Pero no, no lo creerían.

Conózcole, y más de lo que podáis figuraros, señora, dijo Miguel de Cervantes un tanto sorprendido; quién es, y lo que puede y lo que vale, y cuánta es su nobleza y cuánto su ingenio; y estimádole hubiera en mucho más, si no llevara peluca; que el quedarse, cuando la mucha edad no lo disculpa, con la cabeza rasa y sin un pelo, como bala de bombarda, paréceme a que es a efecto de malas cabilaciones y picardías; de lo que resulta, que yo no me fío de un calvo, ni con buena voluntad le miro; y a mayor abundamiento, llenádome habéis las medidas con decirme que de él ansiáis venganza, que como un cruel enemigo os persigue, y que no seríais mi esposa si antes de sus persecuciones no os libertaba.

La plaza de Sevilla era la catedral llena de recuerdos, animada por el roce de varias generaciones, con su portada de otro siglo del tiempo en que los hombres llevaban peluca blanca y su redondel de ocre que habían pisado los héroes más estupendos.

Habla asombrosamente el italiano... ¡Oh! Ha tenido forzosamente que aprenderlo en interés de su carrera. Todas las compañías que pasan por aquí cantan en italiano ó en alemán... ¿Es de carácter alegre? No; mas bien melancólico. ¿Y el cabello que enseña en su papel es suyo ó es una peluca? ¿Es realmente morena?

Además, D. Paco era un hombre excelente, y temblaba de miedo delante de la Condesa cuando ésta le achacaba las faltas del niño. Vestía de negro, siempre en traje ceremonioso, aunque no nuevo, usando asimismo peluca blanca, rematada en descomunal bolsa.

La idea del cura en trusas y de peluca era tan chistosa, que me hacía reír a carcajadas. Entonces, exclamaba mi tía: ¡Tonta, bobeta! Y algunas otras lindezas por el estilo, que tenían el privilegio de ser tan parlamentarias como explícitas. El cura me miraba sonriendo y repetía dos o tres veces: ¡Ah juventud! ¡hermosa juventud!

El preceptor, abandonado de los ágiles brazos de su pareja, cayó al suelo, pidiendo al cielo justicia; la muchacha le enredó una flor entre las blancas guedejas de su peluca de ala de pichón, y dijo así: Toma, amor mío, esta flor en memoria de lo que te quiero. Quiso levantarse, y empujado por Asunción, cayó al suelo. Quiso tirar de él Presentación y quedose con un pedazo de solapa en la mano.

Pero la que excitaba la admiración y el aplauso de la muchedumbre era la denominada de las viejas ricas, compuesta de veinte ó treinta muchachos disfrazados de viejas con espléndidos trajes de seda, peluca blanca, media negra y zapato de raso, cuyos cantos deliciosos, impregnados de toda la sal de la Bética, pronto iban á dar la vuelta á España.

Palabra del Dia

mármor

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