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Actualizado: 21 de julio de 2025


Son generalmente de caoutchouc, pero los orejones verdaderos, la gente de campo, los usan de cuero de vaca con pelo, simplemente sobados . Si se tiene en cuenta que en aquellas regiones los aguaceros torrenciales persisten las tres cuartas partes del año, se comprenderá que estas precauciones son indispensables para los viajeros en la montaña, en climas donde una mojadura puede costar la vida.

Era aquel pollo del pelo por la frente, que poco a poco se había hecho indispensable en todas las fiestas, solemnidades, ceremonias y regocijos de la villa. Mariíta, el secretario del señor obispo me manda a decirle que Su Ilustrísima está ya dispuesto y que sale al instante para la iglesia. Bien; yo no tardaré en salir. Dejo ya la tribuna de los músicos preparada.

Y basta para muestra de irreverente murmuración. A estas maldicientes les viene a pelo la copla popular: El zapato traigo roto, ¿con qué lo remedaré? Con picos de malas lenguas que propalan lo que no es. El verdadero dolor huye del bullicio.

Primeramente es un gran mozo, no por la talla, que no pasa de la regular, ni por lo aparatoso ni relumbrante, sino por lo varonil y lo que puede llamarse bien hecho de pies a cabeza; guapo, muy guapo, de hermosos ojos, preciosa barba, pelo abundante, cutis algo tomado por el sol y el aire, pero jugoso... de hombre sano... en fin, un hombre, lo que se llama un hombre en toda regla.

Las impresiones, hábitos y costumbres de la infancia no se borran con facilidad; así que la morisqueta, el lechón, el pequeño buyito, el lancape, el petate en el suelo, el cigarrillo á hurtadillas, el pelo suelto y la decidida afición al poto, á la bibinca, al sotanjú, á la manga verde y al gulamán es muy difícil hacerlas olvidar: en cuanto á que dejen de coser sentadas sobre el petate y á que hablen castellano con sus criadas, eso es imposible.

Piedad le llevó al cocinero una dalia roja, y se la prendió en el pecho del delantal: y a la lavandera le hizo una corona de claveles: y a la criada le llenó los bolsillos de flores de naranjo, y le puso en el pelo una flor, con sus dos hojas verdes.

Caminaba con lentitud más bien como quien pasea, acompañado de dos hermosos perros de muestra, el uno épagneul de lana color leonado y el otro braque de pelo negro que recorrían el viñedo en torno de su amo. He ahí al señor Domingo que caza exclamó el doctor, reconociendo a lo lejos a su vecino. A poco resonó un disparo de escopeta y el doctor me dijo: El señor Domingo ha tirado.

Y no porque la coquetería desplegada en los disfraces llegase al grado que alcanza entre la gente de alto coturno que asiste a bailes de trajes y suele reflexionar y discurrir días y días antes de adoptar un disfraz habiendo señorita que se viste de Africana por lucir una buena mata de pelo, o de Pierrette por mostrar un piececito menudo ; no por cierto.

Pues me han dicho que ha tenido grandes pérdidas en estos últimos tiempos.... Allá él exclamó la dama reponiéndose y alzando los hombros con supremo desdén. Es que a ti también te puede chamuscar el pelo, hija mía. ¿Tienes asegurada tu dote? No lo que es eso.... ¿No te he dicho que no entiendo de negocios? Pues en este asunto debieras procurar enterarte.

Estuvo Torquemada el Peor, los primeros días de su viudez, sin saber lo que le pasaba, dudando que pudiera sobrevivir á su cara mitad. Púsose más amarillo de lo que comunmente estaba, y le salieron algunas canas en el pelo y en la perilla.

Palabra del Dia

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