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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Los chicos se rieron del percance, hallando el castigo de Marroquín muy en su lugar. En cambio, el cura se puso cada vez más hosco, y comenzó a pasearse solo tosiendo y escupiendo a menudo y llevando la mano al bajo vientre. Cuando llegó la hora de la cena, no probó bocado; los alumnos se hacían guiños y contenían a duras penas la risa.
Los faroles venecianos alumbraban las calles de árboles en torno de la casa. Las arboledas del jardín y el terraplén estaban en la sombra. Roussel empezó por pasearse por el parque con aire indiferente y después, poco á poco, se aproximó á la puertecilla que daba al rincón de la callejuela en que estaba la tapia en la cual Mauricio había visto por primera vez á Herminia.
Algunas tardes, deseando respirar libremente, salía a pasearse por la montaña hasta la noche. La brisa era siempre deliciosa y traía de los cortijos un perfume de azahares que reblandecía la voluntad y alejaba toda idea de penitencia. Sonrisas de mujeres, carmines de labios entreabiertos, maliciosos pestañeos, aparecían ante él en la penumbra rosada o bajo la sombra azul de los árboles.
La pobrecilla pasaba muy malas noches. Padecía insomnios, y ataques de convulsión que la obligaban a dejar el lecho por algunas horas y a pasearse por el aposento, apoyada en el brazo de Angelina. ¡Es para mí una hermana de la Caridad! me decía la tía Carmen. Conmigo no tiene la pobrecilla sueño tranquilo.
Lo que esos pueblos alcanzaron con una preparación de muchos años lo conseguiremos nosotros en cuatro meses. La bandera de tempestad del Imperio va á pasearse por mares y naciones: el sol iluminará grandes matanzas... La vieja Roma, enferma de muerte, apellidó bárbaros á los germanos que le abrieron la fosa. También huele á muerto el mundo de ahora, y seguramente nos llamará bárbaros... ¡Sea!
Aunque la herida le molestaba, salió de nuevo a pasearse después de cenar. Las constelaciones temblaban en el azul inmenso y liso de la noche.
La noche era fría; pero yo nada sentía... Yo estaba frente a sus ventanas... él tenía luz en su aposento; y le vi escribir y pasearse con suma agitación, como un hombre dominado por la cólera... ¡Tal vez sea contra mí, decía yo, pero me es igual; le veo, esto me satisface, permaneceré aquí toda la noche.
-No, señor -respondió Sancho-, pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna. No quisieron preguntarle más de su viaje, porque les pareció que llevaba Sancho hilo de pasearse por todos los cielos, y dar nuevas de cuanto allá pasaba, sin haberse movido del jardín.
«El mendigo de la pierna se irá al Cielo derechito, con su muleta, y muchos de los ricos que andan por ahí en carretela, irán tan muellemente en ella a pasearse por los infiernos. Yo le pido a Dios que me dé la más asquerosa de las enfermedades, y... no me quiere hacer caso; siempre tan sana. Paciencia;
Va usted á pasearse por el Mediterráneo de modo de poder desembarcar en Cannes ó en Montecarlo, lo que es muy agradable y muy higiénico. Allí no verá usted espectáculos tristes, si trata de no mirar á los tísicos. Me habían dicho que los franceses eran los últimos enamorados de la Quimera y que no se cometía en el mundo una heroica locura sin que tomasen parte en ella.
Palabra del Dia
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