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Actualizado: 20 de julio de 2025
Con su paso pesado y balanceante avanzó hacia la cama, tomó la mano de Marta, su mano flaca y ardiente, cuyas uñas tenían un matiz azulado, y la miró fijamente. Después se sentó en el rincón más obscuro, detrás de la estufa, y permaneció allí encogido durante dos horas, dos largas horas. Yo esperaba, con el corazón palpitante, que él me dirigiera la palabra, pero guardó silencio como antes.
Un ruido infernal, una democracia viva y palpitante, un movimiento extraordinario; en la tribuna, elocuencia de mala ley, verbosa y vacía unas veces, metódica y abrumadora otras.
Al llegar de Biarritz, Chichí había escuchado con ansiedad las hazañas de su «soldadito de azúcar». Quiso conocer, palpitante de emoción, todos los peligros á que se había visto sometido, y el joven guerrero del «servicio auxiliar» le habló de sus inquietudes en la oficina durante los días interminables en que peleaban las tropas cerca de París, oyéndose desde las afueras el tronar de la artillería.
Ayer mismo, palpitante de deseo, de impaciencia, de amor, aun creía... ¡y hoy!... 26 de agosto. Hay una idea que oprime mi corazón, una idea dolorosa y mortal.
Vaya, no temas, muchacha, tu madre no ha oído nada, y esta noche, después del rosario, cuando tu abuelo te haya besado en la frente, trémula, inquieta, tus piececitos desflorarán el césped, y te detendrás veinte veces, conteniendo la respiración. Por fin, te sentarás, palpitante, al pie de ese bello almendro florido, cuyas hojas relucientes reflejarán la dulce claridad de la luna.
Estuvo con un humor de mil diablos todo el Jueves y Viernes Santo. El Sábado, a poco de entrar en la oficina, le llamó Villalonga a su despacho. Rubín se dirigió allá palpitante de emoción. «¡Dios! se decía ; ¿será para darme la secretaría? ¡Qué cuña, si no es para esto, qué cuña, ya no aguanto más! En cuanto salga del despacho del jefe, me levanto la tapa de los sesos, como hay Dios.
Pepeta se impacientaba. «¡Adentro, adentro!» Y ayudada por otras mujeres, Teresa y su hija fueron metidas casi á viva fuerza en el estudi, revolviéndose desgreñadas, rojos los ojos por el llanto, el pecho palpitante á impulsos de una protesta dolorosa, que ya no gemía, sino aullaba.
Ya no quedaban sobre el agua hombres de oficio; ahora el mar era de los fogoneros. En los días tempestuosos del invierno, siempre le veían en la playa con la nariz palpitante, olfateando la tormenta, como si aún estuviera sobre cubierta preparándose a resistir el tiempo.
Las cartas escritas para el público no llenan este vacío, y las verdaderas no salen nunca a luz, o por la razón de falsos respetos, o quizás porque el público mismo no manifiesta inclinación a esta literatura de verdad palpitante, y protege con su demanda las cosas sobadas, compuestas y mentirosas. Poco o ningún fruto obtuve, pues, de la literatura familiar.
Se oscureció la luz pura y radiante, Se apagó la suavísima armonía, Se evaporó el perfume penetrante... Todo se encierra tíbio y palpitante Bajo esa tumba fria. Descansa de tu fatiga En esa tierra enemiga, Trovador; Descansa, cual virgen pura En sus sueños de ventura Y de amor.
Palabra del Dia
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